Thursday, June 01, 2006

Musica de alas (B)

LOS PAJAROS

Los pájaros
esperan a diario
las frases
de un nuevo sol

ANGEL BARAN COBARÍA
(Venezuela, 1979)


La primavera se despide
los pájaros en llanto
las lágrimas los ojos de los peces

MATSUO BASHO
(Japón, 1644 - 1694)


EL ALBATROS

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
El, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Este quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El poeta es igual a este soberano de nubes
Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia, 1821 - 1867)


EXTASIS

Hunde
su pico
en el polen

Más quieto
cuanto más rápido
vuela

Más brillante
cuanto más se consume
en el éxtasis

HORACIO BENAVIDES
(Colombia)


PAJARO POETA

Pájaro poeta
pájaro poeta sin nido
pájaro nefelibata
sólo llevando el pico
cuajado
de flores
pájaro sin pájara
pájaro raro hilvanando palabras
pájaro retrato.

YOLANDA BLANCO
Nicaragua, 1954)


APOCALIPSIS

Desaparecieron aquellos bosques
de que hablaban los libros en la escuela
y el agua clara de los campos
que les salía al paso a las pocas personas que cruzaban los caminos.
Hoy hay más hombres y mujeres que árboles
y para los últimos pájaros
más bocas que oídos.

GERALDINO BRASIL
(Brasil, 1926 - 1996)



ANTE EL JARDIN NUBLADO

Cantan los pájaros en el jardín nublado.
Yo soy el negador de todo el tiempo
que me fue concedido, y aún me espera.
Soy la mirada en el jardín nublado,
del yerto mundo, de la cama difunta
que produce los sueños.
¿En dónde están, y a dónde va mi vida
que ya no está?
Si yo azotara a Dios
con ráfagas de lluvia, y posara en sus labios
la tibieza del sol, para enseñarle el beso,
y luego le arrancara
los ríos y las aves de sus ojos,
un torso palpitante del tacto de sus dedos,
y fuese el patrimonio que queda
un nublado jardín, ya entrado octubre,
y más oscuridad al fin del año,
yo sé que en su venganza me impidiera morir,
pues con su fuerza poderosa
me borrara esta vida que se borra,
apagara la luz de aquel nacer.

Si Dios fuese posible,
y oyese estas palabras, no era posible el hombre,
y en el jardín nublado, que miro desde el cuarto,
cantan tristes los pájaros, con vida,
y hay un olor extendido de rosas,
como si sólo un hombre aquí existiera,
y porque existe él transcurre todo,
y la belleza
honda se ofrece ante su muerte,
con sólo el fin de darle un pensamiento.
Y así, de un mundo débil y una existencia torpe,
nace, breve, el amor.

FRANCISCO BRINES
(España, 1932)


PAPA, mamá,
para que yo, Pocho y Mario
sigamos todo el tiempo en el linaje humano,
cuánto luchasteis vosotros
a pesar de los bajos salarios del Perú
y tras de tanto tan sólo me digo:
“venid, muerte, para que yo abandone
este linaje humano
y nunca vuelva a él,
y de entre otros linajes escoja al fin
una faz de risco,
una faz de olmo,
una faz de buho”.

CARLOS GERMAN BELLI
(Perú, 1927)


SUELTA DE PALOMAS

Soltar una paloma
no siempre es algo fácil
de imaginar

la paloma es la clave
de tantos sueños
artesanales

si uno dice paloma
piensa espíritu santo
piensa paz

por eso
soltar una paloma
es siempre algo difícil
de imaginar

quizá exista una sola
manera de lograrlo

soltar realmente
una paloma

MARIO BENEDETTI
(Uruguay, 1920)


EN EL SUBIR CINCO PISOS

Todavía está oscuro.
El pájaro sin nombre descansa en su rama de siempre.
El pequeño perro del vecino ladra en su sueño
como interrogándose algo, pero sólo por una vez.
Quizás también en su sueño, el pájaro pregunta
una o dos veces -si es eso lo que son-
contestadas directamente, sin intermediarios,
por el nuevo día.

Amanecer imponente, árido, meticuloso;
luz gris acariciando cada rama desnuda,
cada frágil rama, colgada a los lados;
cada una un árbol de ramificaciones vidriosas...
El pájaro todavía está posado ahí. Ahora parece bostezar.
El pequeño perro negro corre en el patio.
La voz de su amo explota seca:
“Debería darte pena”
¿Qué ha hecho el perro?
Salta alegremente sin descanso
y corre en círculos entre las hojas que han caído.

Naturalmente, el perro no conoce la pena.
El pájaro y él saben que toda pregunta es finalmente contestada,
que todo asunto es finalmente resuelto,
y no hay por qué continuar preguntándose nada.
¡El ayer trajo este nuevo día como una promesa luminosa!
(Un ayer que yo recibo casi imposible de sostener en mis manos).

ELIZABETH BISHOP
(Estados Unidos, 1911)


LA CASA DE LOS PAJAROS

Estos eran los seres que habitaban el cielo
cerca de las nubes, más allá del inmenso celaje de los árboles
nube-paloma con la alas abiertas
nube-pez que rema cielo abajo
nube-pez escamado por una mano invisible
nube-caballo de seis pares de patas
nube-mujer muy grande que desorienta sus cabellos
nube-mujer sin rostro asomada a una ventana
nube-muchacho de veinte años cazando nubes
nube-extraño y fugitivo temor de ángeles
Estos y otros seres yo vi fluyendo bajo la tarde
fluyendo boca arriba bajo la tarde
junto al árbol silencioso de los frutos rojos
que de día era un árbol y de noche la casa de los pájaros

ROMULO BUSTOS AGUIRRE
(Colombia, 1954)

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