Saturday, July 01, 2006

Letra B

PERSEGUIDO POR MALEVOS CARNICEROS

Perseguido por malevos carniceros he corrido a
refugiarme
Cerca a los muros de piedra que contienen las
furias del río
Mientras los pocos peatones que a esta hora fingen
filosofar sobre las inconveniencias o bondades
De una niebla repentinamente descendida, que yo
diría
Con toda probabilidad surgida de las inmundas
alcantarillas
Que traen los desagües de la cercana Catedral
Empiezo a ser cercado implacablemente por las
colmilludas Gárgolas de torva mirada
Y cuando estoy a punto de ser aplastado por el
lento
peso de sus moles que juro siento latir
El capataz ojeroso de los Maestros del Cuchillo
las ataja
Con un gesto de puro circo que apenas veo antes de
desmayarme.

Su conjuro silencioso me arroja por sobre el borde
de los parapetos y desde ese instante
(Como cuando niño mi ángel de la guarda me
arrojaba todas las noches por las escaleras)
JAMAS HE DEJADO DE CAER


JOSE GABRIEL BAENA
(Colombia)






SE TU MISMO


Se bueno pero no demasiado bueno.
Se un poco malo pero no demasiado malo.
Di una oración si la sientes,
Dila si eso te da consuelo.

Se siempre amable con el mundo si es posible,
Pero si vas a ser cruel olvídalo.

Sonríe, siempre sonríe,
Ten siempre una sonrisa lista, aunque a veces
duela.

Toma la felicidad que puedas,
En donde sea y cuando sea.

Vive sobre todas las cosas, vive, no existas
solamente,
Si tu sabes lo bastante pasa saber qué es el amor
verdadero,
Ama con todo tu corazón.

Vive tu vida de tal modo que cualquier ocasión
Puedas darte la mano contigo mismo,
Y trata de cumplir una cosa diaria aunque sea
poca,
Entonces en las noches acostado bajo las cobijas,
Podrás decir: he hecho lo mejor que pude.


NADIA NAILETH BAEZ
(Colombia)





MADRIGAL MELANCOLICO

Lo que yo adoro en ti
No es tu belleza
La belleza existe sólo en nosotros
La belleza es un concepto
Y la belleza es triste.
No es triste en sí,
Sino por lo que hay en ella de fragilidad e
incertidumbre.

Lo que yo adoro en ti
No es tu inteligencia.
No es tu espíritu sutil
tal ágil, tan luminoso,
-Ave suelta en el cielo matinal de la montaña
Ni es tu ciencia
Del corazón de los hombres y de las cosas.

Lo que yo adoro en ti,
No es tu gracia musical
Sucesiva y renovada a cada instante
Gracia aérea como tu propio pensamiento.
Gracia que perturba y colma.

Lo que yo adoro en ti
No es la madre que ya perdí
No es la hermana que ya perdí.
Ni mi padre.

Lo que yo adoro en tu naturaleza
No es el profundo instinto maternal
En tu flanco abierto como una herida.
Ni tu pureza. Ni tu impureza.
Lo que yo adoro en ti -lastímame y consuélame-
Lo que yo adoro en ti, es la vida.


MANUEL BANDEIRA
(Brasil)





NOCTURNO DE LA CARCEL DE MUJERES

Sueñan con hijos. Pasan
los ríos caudalosos de la sangre
ahogando nonatas criaturas.
(Cada año más, les asesina un hijo)

Sueñan con las navajas,
con el veneno y el disparo cierto:
un lago de ternura intemperante,
un alarido de silencio en sombra.

Duermen la vida. Sueñan
al hombre de la herida en la garganta,
al de la turbia boca del pecado,
al que llega a la altura del olvido.


Fuego enjaulado. Fiebre.
Suspiran como fieras en lo oscuro,
fieras de amor bajo la noche libre
de repetidos sueños en oasis...

No, no hay ya pluma de ángel.
Ni hay siquiera plumón desteñido
de ave tibia, estrellándose rebelde
en vuelo inútil, loco, de aire ciego.

Está en la verja y grita
un monstruoso pájaro sin alas,
cuando la primavera acerca abrazos
a la alambrada yerma de rosales...

Y esta noche florida,
algunas cantan con lejanas voces
(voces de niñas hondas), recobradas
para el camino amigo de la muerte.

Las hay que sólo mecen
una idiotez de risas procasísima,
un relincho fatídico y grotesco,
una mirada vívida de ofidio.

Otras llueven cansancios
en llamas que anticipan la ceniza,
destruyéndose ya, y aún soñando,
amando aún, y envejeciendo siglos...


MARIA BANEYTO
(España)






BODAS DE PLATA

Cuando se vuelve muda la carne clamorosa,
para ella nos queda la ternura.
Persiste el resplandor de aquel hermoso incendio
que fuera un día himno de deleite,
ramo de música viviente.

Debajo de las pálidas cenizas
palpita todavía
el jubiloso cantar de aquella hoguera.
Los ojos escaparon a otros paraísos;
tocó en otras playas la barca del deseo,
pero en el centro del alma está incrustada
aquella música lejana, suave y tenaz
como el perfume de la infancia.

Cuando se vuelve muda la carne clamorosa,
aletea gimiente en el más puro rincón de la
existencia
el pájaro gris de la ternura.


GASTON BAQUERO
(Cuba)






VIRTUD INTERIOR

Llego aquí como ayer, sencillamente,
y en medio de los campos
abandono mi cuerpo
sobre la hierba fácil.

Ni voces que interrumpan la secreta
comunión de la vida,
ni libros imponentes
ni exceso de palabras.

Dulce cielo otoñal sobre los valles;
el agua limpia, el césped, la inefable
sencillez de las cosas;
y yo, sin ligaduras,
buscando el rumbo cierto
a la sombra de Dios que me sustenta.

Y la emoción que me darán los hálitos
del bosque, santamente,
y el éxtasis divino del silencio
debajo de los árboles...

La noche azul me cubre;
mi frente se circunda
de lirios y de estrellas
y nace mi bondad y va fluyendo;

y en la inquietud absorto,
sobre la hierba trémula,
mi corazón humilde
ama todas las cosas;
y siento hervir mi sangre,
y quiero derramarla,
y esta virtud cruenta
me va purificando...


PORFIRIO BARBA JACOB
(Colombia)






PEREGRINOS DEL ALBA

A la dotación del buque "Sirena" (1836)


Extranjero, tú que pudiste ver a los ahorcados,
abuelos, padres, alucinados alguna vez,
constructores,
del marfil en Ifé o Benin, príncipes amurallados
Tú que no puedes imaginar este mar lleno de
muertos
Este país como una obscena laguna,
como un umbral de maliciosos recuerdos
Quiero que conozcas la impiedad del yugo
que te avergüences también
de la sangre aminorada
En nombre de mis antepasados blancos
yo te hablo
En nombre de Canoom, el negrero:
"Cuando zarpamos el mar de grande se me perdía en los ojos. Luego de seis meses de navegar llegamos a la costa cerrada de unos árboles salvajes e hincosos. Llevábamos piedrecillas moradas y algunas telas de tafetán que luego se convirtieron en un estupendo amasijo de negros bien corpulentos y negras que nos aseguraron paridoras..."

Ahora piensa en la travesía, aquellas cabezas
negras, aquellos brazos pulidos comidos por la
malaria y el tifus
Piensa en la fiereza del mar batiente
y los cráneos amarillos abajo
Toma por una calle cualquiera de mi ciudad
y oirás los tambores invocando la oración
y un dios mitad trueno mitad palma
hablando por los caracoles

Escucha, extranjero
Sé tú mi única ventura
Déjame darle a estos ojos un sosiego
A este remordimiento una salvación
Acompáñame hasta el amanecer
Te parecerá mentira una isla así tan sola
y estos peregrinos inaugurando el alba siempre


MIGUEL BARNET
(Cuba)






UN GIGANTE A MI LADO

Un gigante a mi lado que respira en mi oreja
y en pueriles ternuras destroza los minutos,
así te siento ahora.

Mis dos senos pequeños ni una mano te llenan
y siento que estremeces si tocas mi cintura.
Estás a mis espaldas,
alto, anheloso y rudo.
Tu nariz en mi pelo tan hoscamente negro.
Nariz de otros países,
frente que vio otros cielos,
pelo que vio las nieves,
casi rojo y bravío.

Gigante de otras tierras,
náufrago de tu inocencia,
náufrago en tu pureza;
siento pena
porque debiera darte un goce limpio
y no tengo otra cosa que darte que un beso.


EMMA BARRANDEGUY
(Argentina)






CANCION CUARTA

Porque lloré más que Libertad Lamarqué
-no fue en blanco y negro por supuesto
ni hubo nunca una trompeta con tres violines
al final
anunciando a las calles el sol

y eso que los hombres no lloran
pero a mi los ojos
se me volvieron lagunas / tuve una ballena
y un pez espada / delgadas
manchas de yodo / barcos fantasmas
cangrejas borrachas
girando al sur de mi miopía

y no hubo Dios que parara aquel diluvio
al que no sobrevivió la pólvora
ni las palomas ni
tu nombre


ALBERTO BARRERA
(Venezuela)





POEMA A LA MUERTE DE UN CAIMAN

El caimán
se lo tragó.

Sus más queridos
lo olvidaron.

Sólo hoy
lo recuerdan
cuando el saurio
ha muerto.
En su apéndice

había
una hebilla
con iniciales

y una pistolita
siete y medio.

En realidad

el caimán
no mató a nadie

hay otro ser
mayor
que nos devora.

Tanto la victima
como el reptil

fueron
uno
todo este tiempo.
Los familiares

deberían
llorar
también
esta muerte.

IGOR BARRETO
(Venezuela)






HAY UN RITMO

Hay un ritmo de la fe, la fe sustento
al despertar en esta inmensa hora
con un ramo de luz entre los brazos.

Hay unas huellas, seguiré las huellas
labradas en el polvo de oro y plata
de los viejos caminos.

Hay unas aguas, beberé la aguas
desde juncos y brisa resbalando
en palacios de humo.

Hay unas frondas, moveré las frondas
con pájaros y frutos sobre el niño
de las mañanas buenas.

Hay un caballo, montaré el caballo
alazán y veloz como el viento
a las once del día.

Hay unas chozas, entraré en las chozas
bajo pupilas negras y fugaces
de tímidas mujeres.

Hay un afecto, cogeré el afecto
en su flor de mastranto al aire simple
de la rústica tarde.

Hay un retorno, viviré el retorno
con su gota de miel y sus esquilas
y un ramo de recuerdo entre mis brazos.


LUIS BARRIOS CRUZ
(Venezuela)






ARTE DE ANOCHECER

Hay un arte de anochecer.
De la entrada del cuerpo al alma,
de la niebla a la redondez
y del círculo al cielo;
hay un arte de luz,
un campo donde anochecer
es mirar la vida
con el cuerpo cerrado.
Hay un arte de anochecer,
un descenso en la entrada del día
a la completa oscuridad.
Un intermedio donde es necesario
recibir y saber todo sin estremecimiento.
Hay un arte,
un paisaje a veces amable,
a veces torvo,
donde ascenso y descenso son accesorios
de la materia limpia.
Hay un arte de anochecer.
Quien ha vivido o soñado con bosques,
luces y demonios,
lo sabe.


JOSE BARROETA
(Venezuela)






El cuenco no es de un metal distinto
que el del espejo

Cuenco y espejo son del mismo metal.
Devolviendo luz
uno se convierte en espejo.

Consciente uno es del Señor;
inconsciente, un simple humano.
Venera al Señor sin olvidarte,
al Señor de los ríos encontrados.


BASAVANNA
(India)





A LA QUE ES DEMASIADO ALEGRE

Tu cabeza, tu gesto, tu aire
son bellos como un paisaje bello,
el reír juega en tu rostro
como un fresco viento en el cielo claro.

El paseante triste que tú apenas miras
se deslumbra por la salud
que emana como una claridad
de tus brazos y de tus hombros.

Los fulgurantes colores
de los que siembras tus atuendos
arrojan en el espíritu de los poetas
la imagen de un ballet de flores.

Estas ropas admirables en lo inconfundible
de tu espíritu juguetón;
¡loca por la cual estoy loco
te odio lo mismo que te amo!

Alguna vez en un hermoso jardín
donde arrastraba mi letargo
sentí, como una ironía,
el desgarro del sol sobre mi pecho,

y la primavera y el verdor
humillaron tanto mi corazón,
que sobre una flor he castigado
la audaz insolencia de la Naturaleza.

Así, yo querré, una noche,
cuando la hora del placer llegue,
hacia la fortuna de tu vida,
como un cobarde, arrastrarme sin ruido,

para castigar tu carne alegre,
para maltratar tu seno agraciado,
y hacer en tu lado aturdido
una herida ancha y profunda,

y, ¡vertiginosa dulzura!
A través de estos labios nuevos
más fulgurantes y más bellos
¡infundirte mi veneno, amada mía!


CHARLES BAUDELAIRE
(Francia)






ESPEJISMO


En el fuego
de mi vigilia
prolongada, te sueño,
en verano,
bañada de mar
bajo mi reloj
de canícula.
Te imagino
dibujando
prolongaciones
de mi cuerpo
en la arena,
acariciando
el trópico
de mi amor,
soñado.


SERAFIN BAUTISTA VILLAMIZAR
(Colombia)






ES INFINITA ESTA RIQUEZA ABANDONADA


esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro
cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas
distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha
extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos
islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de
todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas
vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas
veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío
no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza
abandonada


EDGAR BAYLEY
(Argentina)






UNA PROPUESTA

Correr
correr fuerte
no declinar
amanecer despiertos
para que el sueño insolente de la indiferencia
no nos atrape


Correr
correr sin descansar
sudando gotas de firmamento
con estrellas inmóviles

Correr
correr aunque sea caminando (que no nos detecten)
pero en nuestra mente no descansamos

Correr y no dejarnos alcanzar
esa es la propuesta...


GABRIEL BECERRA YAÑEZ
(Colombia. Norte de Santander)






VOLANDO ALTO


Todo el día
sin poder tocar tierra
mariposas
devorando minuciosamente
mis pies.
Desde mi cama
la tierra
como un océano
asomando sus fauces.


CARLOS BEDOYA
(colombia)






LAS SOLEDADES DE BABEL


La soledad es nuestra propiedad más privada
viejo rito de fuegos malabares
en ella nos movemos e inventamos paredes
con espejos de los que siempre huimos

la soledad es tiempo / veloz o detenido /
reflexiones de noria / espirales de humo /
con amores in vitro / desamores in pectore /
y repaso metódico de la buena lujuria

la soledad es noche con los ojos abiertos
esbozo de futuro que escondió la memoria
desazones de héroe encerrado en su pánico
y un sentido de culpa / jubilado de olvido

es la tibia conciencia de cómo deberían
haber sido los cruces de la vida y la muerte
y también el rescate de los breves chispazos
nacidos del encuentro de la muerte y la vida

la soledad se sabe sola en mundo de solos
y se pregunta a veces por otras soledades
no como via crucis entre ánimo y ánima
más bien como interés entomológico

todavía hace un tiempo / en rigor no hace tanto
las soledades / solas /cada una en su hueco
hablaban una sola deshilachada lengua
que en los momentos claves les servía de puente

o también una mano una señal un beso
acercaban al solo la soledad contigua
y una red solidaria de solos conectaba
las geografías y las esperanzas

en el amor y el tango los solos se abrazaban
y como era de todos el idioma del mundo
podían compartir la tristeza y el goce
y hasta se convencían de que no estaban solos

pero algo ha cambiado / está cambiando
cada solo estrenó su nueva cueva
nuevo juego de llaves y candados
y de paso el dialecto de uno solo

ahora cuando bailan los solos y las solas
ya no se enlazan / guardan su distancia
en el amor se abrazan pero piensan
en otro abrazo / el de sus soledades

las soledades de babel ignoran
qué soledades rozan su costado
nunca sabrán de quién es el proyecto
de la torre de espanto que construyen

así / diseminados pero juntos
cercanos pero ajenos / solos codo con codo
cada uno en su burbuja / insolidarios
envejecen mezquinos como islotes
y aunque siga la torre cielo arriba
en busca de ese pobre dios de siempre
ellos se desmoronan sin saberlo
soledades abajo / sueño abajo


MARIO BENEDETTI
(Uruguay)






NO PUEDE SER UN DUELO

En el pequeño lecho, lecho de niño casi, murió la
Droste
(pueden verlo en su museo de Meersburgo);
sobre este sofá murió Hölderlin, en una torre, en
casa de un carpintero,
Rilke y George Trakl tal vez en lechos de
hospitales suizos,
en Weimar, los grandes ojos negros de Nietzsche
reposaron sobre una almohada blanca, hasta su
última mirada
-todo ello son ahora trastos viejos o, incluso, ya
no existen,
indefinibles, sin consistencia
en el indoloro asolamiento eterno.
Llevamos en nosotros los gérmenes de todos los
dioses,
el gene de la muerte y del goce-
¿Quién los separó? Las palabras y las cosas;
¿quién los mezcló? Los sufrimientos y las
circunstancias
en que terminan, madera con arroyos de lágrimas,
morada miserable para cortas horas.
No puede ser un duelo. Demasiado lejos, demasiado
distantes,
demasiado intangibles lecho y lágrimas, ni sí, ni
no,
nacimiento, dolor físico y fe,
un oleaje, sin nombre, un resbalón,
algo sobrenatural que se desplaza en el sueño,
un lecho y lágrimas que se mueven-
¡duérmete!


GOTTFRIED BENN
(Alemania)





POEMA

Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdese con pálpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.


CARLOS GERMAN BELLI
(Perú)






ANDA UN AMIGO

Anda un amigo en medio de la noche.
Han cerrado los bares. Las persianas
de acero bajaron con estrépito. Los gatos
deslizan apetitos. Anda la luna
por ahí, velada. Pasan coches y luces;
sobreviene, después, un silencio
que mueve la plantita en la cornisa;
silencio que hace un Chambelán
de un grillo -del canto de ese grillo-.
Anda un amigo en medio de la noche.
No lo conozco. Y él no me conoce.
Andamos cerca o lejos, nos cruzamos
-acaso- en una calle. Compartimos
un ómnibus, un cine, un banco de una plaza.
Anda un amigo y ando yo que soy amigo
de ese hombre. En órbitas distintas
-nunca ajenas-. Pero vamos a hallarnos.

En medio de las noche o con la aurora
de rosados dedos, vamos a hallarnos.
Y tenemos que estar preparados a ese encuentro.
Por ahora, susurra el viento oscuro,
graznan letreros viejos y el grillo mete lima.
Ya no pasan los coches. Pasan restos de diarios
y un cartel liberado zapateando en el polvo.
Estoy seguro. Nos encontraremos.


WASHIGTON BENAVIDES
(Uruguay)






POTRO EN EL TIEMPO

Cierta vez, yo vi nacer un potro.

Venía de las selvas que mueve la eternidad,
tembloroso y desnudo como la primera hoja.
Traía vuelta hacia el alba la cabeza inocente
y hendidos por un tierno relámpago los cascos
minerales.

Era un hijo de las robustas edades,
era el viento de Dios sobre la tierra.

Un día rumoroso de abril escarlata
yo lo vi levantarse sobre el hombro del mundo.

Los héroes lo seguían
porque sabía galopar sobre los campos de siglos.
Las vírgenes solares -las de los oros pendientes-
lo llamaron entre guirnaldas mestizas
"furia de las siete estrellas".
Los niños y los pájaros lo amaban
porque donde él estaba florecían tambores,
resonaban laureles.

Con las lanzas morenas descendió a las llanuras,
vio edificar países con la sal de los mares,
cruzó largos ríos sobre un río de banderas,
se asomó a los volcanes coronado de himnos.

Yo vi la libertad nacer de sus ijares,
húmeda y ruborosa, como jardín del tiempo.

Era un joven potro domador de espigas,
que de pie sobre su blanco relincho
daba espacio a las águilas
y abría las puertas de los continentes.

Recuerdo que en el atrio de mis años oscuros,
cuando el gallo lanzó juramentos de oro
yo negué, cierta vez,
haber visto aquel potro.

El abrió el huracán de las crines sedientas
y me hicieron sus fuegos bajo un humo sin nombre;
me amarraron sus cascos en un verso cualquiera.

Yo le vi correr por los blancos empíreos
luz de sangre sin mancha
con las alas abiertas.

El viento de su hermosura
cruza por mis cambiantes praderas.


JUAN BEROES
(Venezuela)






EL CABALLO MUERTO

¡El muladar! Y a la izquierda, debajo de un césped de tréboles y alfalfa, las sepulturas de un cementerio; a la derecha, una horca que parece pedir limosna a los transeúntes, igual que un
manco.
A este caballo, al que mataron ayer, se lo han comido los lobos. Tiene las carnes desgarradas en el cuello, a largas tiras, y parece estar preparado y engalanado con cintas rojas para ir a la cabalgata. Cada noche en cuanto la luna empalidezca el cielo, su esqueleto se echará a volar; en él cabalgará una bruja, que lo estimulará con el hueso puntiagudo de su talón por espuela; soplará el cierzo en el órgano de sus
flancos cavernosos.
Y si en aquella hora taciturna hubiera un ojo sin sueño, abierto en alguna fosa del camposanto, se cerraría de inmediato, por no ver a
un espectro en las estrellas.
Ya la luna misma, que guiña un ojo, pierde brillo en el otro y sólo ilumina, como una candela flotante, al perro flaco y vagabundo que lame el
agua del estanque.


ALOYSIUS BERTRAND
(Italia)






PROMESAS

Reíremos nerviosos
cuando nuestros cuerpos
chapoteen en el agua de la vida.

Pececillos inquietos e inseguros,
nuestros dedos
se adentrarán en el bosque de los encantos.
E ingenuos, sorprendidos,
nos miraremos con ternura,
fusionados en el tiempo y en el espacio,
en la vida.

Me sonreirás. Sólo nosotros.
Y yo te besaré
apasionadamente
clausurando el murmullo
de los pájaros,
suaves trinos espaciados.

Navegaremos solos
en un bergantín de líquida plata
a la isla del deseo:
vergel de las esperanzas
recién vividas.


ANGEL BERROCAL Y JAIME
(España)






CANTO DE MUJER

Canto de mujer que se sabe no vista
tras cerrados postigos, ronca voz,
por lánguidos desmayos e imprevistos
temblores recorrida, hecha de huecas
palabras que no entiendo.
Oh voz absorta, tormentosa y dulce,
llena de sueños,
como en un tiempo el canto de sirenas
que en alta mar hechizó a los marinos.
Voz del deseo que no sabe
si quiere o teme, que a nada se refiere
sino a sí misma, a su amor estremecido
y oscuro. Como tú, la encendida carne
aún habla y se escucha
existir, asombrada.


CARLO BETTOCHI
(Italia)






EXILIO

Estoy exiliado en el texto. He bogado en pos de los signos. Convertido al fin en poema entre los fogonazos de las cavidades sonoras. Palabras inmensas, escapadas de las profundidades malditas, vuelan. Baten alas, mensajeras de eternidad, tornado audible el ritmo del tiempo.
Pero ya sabían que estaban condenadas a buscar la corriente y la ley, yo sabía que a su nueva libertad sucederían la prudencia de los días y la fidelidad a los consignas.
Invicto hasta el alba, nazco de sus cenizas. Después extraño en un mundo de fragmentos.

MAX BILEN
(Israel)






NO ES POR NADA

Máquinas poderosas de los cielos,
vivimos bajo la presión en esta ciudad
a punto de desmoronarse por completo.

Es verdad que todavía
podemos captar un sesgo de belleza
en el zumbido de los teléfonos,
en el gruñido de los semáforos
o en los cables de la luz.

Que podemos contemplar
la inmensa cola de automóviles
y sus respectivas sombras
como un reptil capaz de convertirse en oro,
como una obra maestra...

Pero en las noches,
cuando nos retiramos a dormir,
¿quién nos quita
esta sensación de desamparo?


ALBERTO BLANCO
(México)






RECORDANDO

Allí está el palo de jocote que me ocultaba
en las noches de luna clara
y el cerco de doña Angela
que yo reventaba cada vez que iba a verte,
lo único que falta
es el tronco donde me dejabas las cartas
y el cerco de tabla por donde nos besábamos.

GERARDO BLANDON
(Nicaragua)






EL TERRON Y EL GUIJARRO

"El amor no busca complacerse a sí mismo
ni por sí tiene inquietud alguna;
sin embargo a otro da sosiego
y construye un cielo en la desesperación del
infierno."

Así cantaba un pequeño terrón de arcilla
aplastado por las patas del ganado.
Pero un guijarro del arroyo
murmuraba estos versos adecuados.

"El amor sólo busca la complacencia de sí mismo
y atar a otro a su deleite;
se regocija cuando los demás pierden la calma
y construyen un infierno a despecho de los
cielos."


WILLIAM BLAKE
(Inglaterra)






Se aproxima el sonido. El alma vuelve a ser joven
Al someterse al susurro abrumador.
En sueños, sin respirar, aprieto contra mis labios
Tu mano que ya parte.

Sueño que soy de nuevo un muchacho, otra vez un
amante,
Veo un barranco y hierbas silvestres.
Y en esas hierbas un matorral de espinas
En la neblina del atardecer.

A través de las flores, las hojas y las ramas que hieren
La antigua casa mira en mi corazón
El cielo otra vez atisba, sonrosando de un lado a
otro,
Tu ventana.

Esta voz es tuya y yo daría la vida y el dolor
Por su sonido incomprensible,
Aunque en el sueño yo apriete contra mis labios
Tu amada mano que ya parte.


2 de mayo de 1912


ALEXANDER BLOK
(Rusia)






ARTE POETICA


He tratado de dibujar un niño en la corteza de los
árboles
y de ocultar las ramas entre las páginas de un
sueño.
Y he mezclado los cielos a la sombra de un hijo,
a la sombra de un árbol,
a la sombra de un libro.

He tratado de barajar los pocos cielos míos.
De plantar una lengua en la tierra del sueño y
escribir con la mano del deseo, ese libro
que mañana hablará como un hijo.

Sin dejar de girar con un vino en el aire.
Por el hijo de oro, por el libro de espadas, por
el árbol de sangre.


JORGE BOCCANERA
(argentina)






V

He visto sus ojos penetrantes, he visto su rostro
claro:
(Nadie mira jamás a los dioses sin condena)
Frío y sin corazón dejóme su ojo victorioso,
muy aturdido por el golpe de su fuerte luz.

Como aquel al que el rayo sorprende de noche en
los campos,
asombrado palidece si la flecha de los cielos
pasa a su lado silbando y le ciega los ojos,
y tiembla y ve sobrecogido, a Júpiter, furioso.

Dime, Señora, dime en verdad, si tus ojos verdes
o son esos que dicen tiene el amor cubiertos.
Los tenías, creo yo, la vez en que te vi,

al menos recuerdo que entonces observé
cómo el amor súbitamente, en cuanto te vi,
descubrió contra mí su arco y su mirada.


ESTEBAN DE LA BOETIE
(Francia)






VENDRAN A DECIRSE SU AMOR

Los geranios guardan silencio
junto al pilar envejecido
mientras la lluvia se divierte
en tono menor por los tejados,
se desliza por los canales,
y se esconde rápida
en los huecos de la alcantarilla.

Los geranios saben que
apenas termine el juego de la lluvia
vendrán ellos
junto al pilar envejecido
a decirse su amor
y a ejercitar una caricia.


ANTONIO BOLIVAR CARDONA
(Colombia)






LETANIA DE LA VICTORIA TRONCHADA

Ancla rota de la espera;
lámpara roja del ensueño;
puerta de bronce de la alegría.
El tiempo se detuvo para unir nuestras vidas;
el tiempo, descenso de los astros, abejas de
fuego,
sobre la extendida violeta dormida del espacio.

Ancla rota de la espera.
Esperanza dulcemente labrada.
Extendí mi corazón en tu umbral, dulzura de la
victoria,
doblegué en tus manos mi vida.

Semilla en la luz desflecada,
lámpara roja del ensueño,
sobre el mundo levanté tu imagen
coraza del dolor, espada de las sonrisas, albas
efímeras.

Cantando la muerte de la ceniza
tiré mi llanto en el río.
Mi juventud fue flecha de las flautas,
puerta de bronce de la alegría.

El tiempo se detuvo para unir nuestras vidas.
En tus manos, misteriosa amapola doblegué mi alma,
pero tú, hacha dormida, la heriste sin querer.
Tú mirabas las piedras, el camino, el instante;
yo, el alba, rama del único fruto de oro.

Ancla caída de la espera.
Lámpara rota del ensueño.
Puerta cerrada de la alegría.
Mi dulce victoria tronchada.

SARAH BOLLO
(Uruguay)






Si yo te contara que en el sueño
mis manos como peces náufragos
escalaban a tientas tus espaldas
buscándote las alas
que te salían debajo de la piel.

Tenías los ojos tristes,
la mirada sostenida en el aire
y la sonrisa deambulando entre los dientes.

Si yo te dijera que al alba
el sueño se interrumpió de súbito,
como se interrumpe un beso,
y yo no pude salvar nada,
ni siquiera la sombra de tu vuelo.

Hubiera bastado un instante
para que mis manos llegaran a tu pecho
donde te nace el corazón.


DAVID BONELLS ROVIRA
(Colombia)






A la hora de la siesta
un toro que escapó del matadero
entró a la casa de puertas abiertas.
Sus patas resbalaron en las baldosas del zaguán
antes de que en los corredores iluminados de
geranios
se oyera su jadeo desconocido,
el estruendo de su cuerpo inocente.
Por las habitaciones frescas de sombra
erró con una furia ebria,
devastando un universo de cosas minúsculas,
de flores de papel y pocillos y sillas vacías,
hasta llegar a ese cuarto final
al que el silencio temeroso había huido.

La niña, en su precario escondite,
sabía que era un sueño.
En la quietud del tiempo detenido
podía escuchar el latir atolondrado de su pecho,
su retumbar acompasado
como de pasos de bestia en la penumbra.


PIEDAD BONNETT VELEZ
(Colombia)






VENDEDOR DE FRUTA

Se traía un olor agridulce
de naranjas podridas,
de frutas desoladas por el tiempo,
con perfumes de pozo,
con fragancia de metales mellados por el fuego.

Se traía tan simplemente
sus arrugas,
sus harapos y un modo de caminar
a saltos cortos
como burro trotón tras su burrita.

Se traía además,
sus frutas corroídas,
sus naranjas, sus plátanos,
sus sueños confundidos con la fruta,
sus sarmentosas manos palpando el cuero dulce de los jugos
y un grito sordo colgando en su garganta
sin poder arribar a sus grandes caminos afilados.

Se traía, una mirada de vegetal angustia,
un ademán de fruta comida por los pájaros
y una pobreza de pájaro herido en la mañana.

Se traía una soledad
de fruta cuaresmera, de gajo sorprendido por gusanos,
se traía con él, su fe y su muerte
endulzada de jugos soleados.


HECTOR A. BORDA LEAÑO
(Bolivia)






RESACA (1)

... No tenemos el mar
pero tenemos náufragos.
Reinaldo Arenas


Sobre tus aguas un bulto:
alguna cifra de las especie
que ha sido desunida,
tal vez un brazo que rema
contra la desmemoria
-quizás ni eso-:
tan sólo algún despojo que cuelga de una mano
alguien que renuncia al falso colectivo
al aburrimiento y sus extravíos
alguien que salió de la emboscada
acaso un atisbo de hombre
entre el designio de las aguas,
un cuerpo exhausto, ininteligible
flotando en el famélico Golfo.


RAFAEL BORDAO
(Cuba)






OTRO POEMA DE LOS DONES

Gracias quiero dar al divino
Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas
Que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar
Con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de
Ulises.
Por el amor, que nos deja ver a los otros
Como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de preciosos cristales,
Por las místicas monedas de Angel Silesio,
Por Schopenhauer,
Que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro
antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa
Que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura
Arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron
De una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó
Mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg,
Que conversaba con los ángeles en las calles de
Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales
Que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en
Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta
Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla
de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido,
ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba,
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez,
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre,
Que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un
principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida en los jazmines
O en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya
escribieron el poema
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
Por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte,
Esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.


JORGE LUIS BORGES
(Argentina)





El íntimo personaje que soy
no discute
acepta siempre acepta
desde la mañana acepta
su cepillo de dientes
su espumosa máquina de afeitar
algunas quejas de convivencia es natural
pequeñas fricciones
malestares
ninguna posibilidad de perfección
sólo lo vulgar las palabras cursis acepta
lo recursivo
oh sí
el íntimo personaje que soy
el oficiante íngrimo
en su ceremonia ensaya
algunas maniobras circulares gestos
pequeñas maneras de ascender
en vuelo rampante
alrededor de sí
como las moscas.


DOUGLAS BOHORQUEZ
(Venezuela)






CAMINOS


Todas las cosas del mundo
llevan a una cita o a un libro
Jorge Luis Borges


Todas las cosas vuelven a
contar con uno.
Nada hay más definitivo que el encuentro.
Son los pasos que han ido,
son los vuelos que se han visto,
son las señas del amor que se recuerdan.
Todas las cosas vuelven a
contar con uno.
Sobre las secuencias imperceptibles de las piedras
cada piedra contigua es el retorno.
En cada gran peñasco está el tigre,
hay un águila que mira alrededor
la dificultad en llegar.
Porque
todas las cosas vuelven a
contar con uno.
Todo ya viene en camino,
es tránsito de naturaleza por el tiempo;
el tiempo arena de las ciudades rebeldes
que se revientan constantemente sobre la hierba.
Ya vuelven todas las cosas.
Está en transcurso ante todo el acto libre.
No conduce el pie humano al elefante,
no conduce la mano humana al arado,
no conduce figura humana
ninguna de sus ruedas.
Todas las cosas vuelven a
contar con uno.
Se estrechan y atraen.
Dirigidas van hacia las despedidas,
dirigidas van hacia el retorno.


JAVIER A. BOSCH FOSSI
(Colombia)






ESCENA EN EL CAMPO

La mariposa, revoloteando, se esquivaba del niñito que quería cogerla y tras ella se esforzaba y dejaba ir pequeños gritos.
Intentaba retenerlo, su madre, graciosamente fatigada.
El esposo, sonriente, miraba todo encantado.
Tanta cosa ágil: la mariposa perseguida,
el hijito travieso,
y las jóvenes piernas de su mujer,
mariposeando por el campo.

Al extremo del matorral, sentado en una piedra,
paciente, el viejo Tiempo.


GERALDINO BRASIL
(Brasil)






Acodado contra el repleto bar
vierte en el plateado y curvo cuerno
su infeliz y antigua añoranza de su hogar

las parejas se contonean al girar
él se apoya y desea poder quemar
sus recuerdos igual que un viejo y notorio
emperador

de roma, pero ninguna estrella cuando él nació se
vio en el cielo centellar
y ningún sabio rey halló su choza. Este repleto
bar
donde los bailarines al girar se contonean al son

guarda toda la fama y reconocimiento que podrá
esperar
de la tierra o del cielo. Se apoya contra el bar
y vierte su infeliz y antigua añoranza en el
saxofón


EDWARD KAMU BRATHWAITE
(Barbados)






PREGUNTAS DE UN OBRERO


¿Quién construyó a Tebas, la de las siete
puertas?
Los libros registran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grades bloques de
piedra?
Y Babilonia, tantas veces destruida, ¿quién
la reconstruyó de nuevo otras tantas?
¿En qué casas de la dorada Lima vivían
los obreros que la construyeron?
¿A dónde fueron los albañiles la tarde
en que concluyó la muralla china?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo.
¿Quién los erigió? ¿Sobre quiénes triunfaron
los Césares? Las muchas veces cantada Bizancio
¿sólo tenía palacios para sus moradores?
Incluso en la legendaria Atlántida gritaban
durante la noche en que el mar se los tragaba
los ahogados llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El solo? César venció a los galos. ¿No
llevaba por lo menos un cocinero consigo?
Cuando naufragó su flota lloró el rey
Felipe de España. ¿No lloró nadie más?
Federico II triunfó en la guerra de
los siete años. ¿Quién triunfó además?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de celebración?

Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los costos?

Tantos informes, tantas preguntas.


BERTOLD BRECHT
(Alemania)






UNION LIBRE


Mi mujer con cabellera de llamaradas de leño
con pensamientos de centellas de calor
con talle de reloj de arena
mi mujer con talle de nutria entre los dientes de
un tigre
mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de
estrellas de última magnitud
con dientes de huella de ratón blanco sobre la
tierra blanca
con lengua de ámbar y vidrio frotados
mi mujer con lengua de hostia apuñalada
con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
con lengua de piedra increíble
mi mujer con pestañas de palotes escritos por un
niño
con cejas de borde de nido de golondrina
mi mujer con sienes de pizarra de techo de
invernadero
y de cristales empañados
mi mujer con hombros de champaña
y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
mi mujer con muñecas de cerillas
mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
con dedos de heno segado
mi mujer con axilas de marta y de bellotas
de noche de San Juan
de ligustro y de nido de escalarias
con brazos de espuma de mar y de esclusa
y de combinación de trigo y molino
mi mujer con piernas de cohete
con movimientos de relojería y desesperación
mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
mi mujer con pies de iniciales
con pies de manojos de llaves con pies de pájaros
en el momento de beber
mi mujer con cuello de cebada sin pulir
mi mujer con garganta de Valle de Oro
de cita en el lecho mismo del torrente
con senos nocturnos
mi mujer con senos de montículo marino
mi mujer con senos de crisol de rubíes
con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
mi mujer con vientre de apertura de abanico de los
días
con vientre de garra gigante
mi mujer con espalda de pájaro que huye en vuelo
vertical
con espalda de azogue
con nuca de canto rodado y de tiza mojada
con espalda de luz
y de caída de un vaso en el que acaban de beber
mi mujer con caderas de barquilla
con caderas de lustro y plumas de flecha
y de canutos de plumas de pavo real blanco
de balanza insensible
mi mujer con algas de greda y amianto
mi mujer con nalgas de lomo de cisne
mi mujer con nalgas de primavera
con sexo de gladiolo
mi mujer con sexo de yacimiento aurífero y de
ornitorrinco
mi mujer con sexo de alga y de viejos bombones
mi mujer con sexo de espejo
mi mujer con ojos llenos de lágrimas
con ojos de panoplia violenta y de aguja imantada
mi mujer con ojos de pradera
mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
mi mujer con ojos de bosque eternamente bajo el
hacha
con ojos de nivel de agua de nivel de aire y de
fuego


ANDRE BRETON
(Francia)






LOS VERANOS

¡Fueron largos y ardientes los veranos!
Estábamos desnudos junto al mar,
y el mar aún más desnudo. Con los ojos,
y en unos cuerpos ágiles, hacíamos
la más dichosa posesión del mundo.

Nos sonaban las voces encendidas de luna,
y era la vida cálida y violenta.
Ingratos con el sueño transcurríamos.
El ritmo tan oscuro de las olas
nos abrazaba eternos, y éramos sólo tiempo.
Se borraban los astros en el amanecer
y, con la luz que fría regresaba,
furioso y delicado se iniciaba el amor.

Hoy parece un engaño que fuésemos felices
al modo inmerecido de los dioses.
¡Qué extraña y breve fue la juventud!


FRANCISCO BRINES
(España)






REQUIEM

¿Quién puede llamarse mi amigo?
¿A quién puedo llamar mi amigo?
En esta ciudad tan querida
nadie llora por mí;
el miedo me acosa desde el momento en que
despierto;
un miedo que comenzó con mi nacimiento,
con las primeras violencias con las primeras
prohibiciones.
Odié a las maestras que me enseñaron a leer y
escribir
con el mismo gesto displicente con que a los niños
pobres
se les da un juguete viejo en la noche de reyes;
como si ello fuera parte de una condena,
con furia reprimida;
odié a mi maestra de sexto grado hasta el punto de
desearle la muerte.

Odié a las instituciones que aprisionaron mi
cuerpo
y me negaban los derechos del sexo
odié a los poderosos ante los cuales se humillaban
mis padres
odié a mis padres por humillarse ante ellos
pero disimulé mis odios como pude
porque esas buenas gentes me hubieran conducido
sin piedad a la horca.

Me tragué la desesperación y las ofensas
soporté que a los quince años me vistieran con una
mortaja.
Después salí al mundo por mis propios medios
desollada, dispuesta a mentir, a engañar, destruir
y destruirme.
Yo ya había sido juzgada y condenada por las
fuerzas del orden
pero no conocía la sentencia.
Viví muchos años en esa ignorancia.
A veces me sumergía en un pozo sin luz
y caminaba tanteando las paredes:

buscaba la locura como una liberación
buscaba el sueño como algunos suicidas buscan la
muerte.
Fui feliz y desdichada alternativamente
feliz cuando en las sombras una mano cálida
apretaba la mía,
desdichada cuando perdida toda esperanza supe que jamás podría matarme,
y que debería aprender a soportar mis fracasos
de cualquier manera, para siempre.


CARMEN BRUNA
(Argentina)





CARTA A MI HIJO DE CINCO AÑOS
(Colonia Penal El Frontón)


Hijo.

Óyeme en el pulso del tiempo,
mírame en las nubes,
y en las hojas que caen sin retorno
escucha mi mensaje.

¡Parla niño!
¡Parla en tu media lengua
que yo te veo y te oigo
desde mi sol profundo!

Mi corazón vuela a tu lado
aquí, no necesito corazón.

El mundo es una boca de lobo,
entre sus bayonetas,
¿qué será de ti
sin mis hombros de piedra?

Andarás mucho más suelto,
alado de miseria,
tal vez echándolas de hombre.
Acaso te pregunten.
¿Quién metió a tu papá de redentor?
O, sencillamente, no te pregunten nada.
Cuando crezcas, tú también has de hablar,
harás tus propias preguntas,
irás a alguna fábrica...
Entonces, hijo mío, te entregaré mi guardia,
¡moriré feliz!


LEONCIO BUENO
(Perú)



3 HORAS, 16 MINUTOS y 30 SEGUNDOS

se supone que soy un gran poeta
y tengo sueño por la tarde
sé que la muerte es un toro gigantesco
dispuesto a embestirme
y tengo sueño por la tarde
sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring
sé que hay buena comida, buenos vinos, buenas
mujeres
y tengo sueño por la tarde
sé que hay una mujer que me ama
y tengo sueño por la tarde,
me inclino hacia el sol tras una cortina amarilla
y me pregunto adónde habrán ido las moscas del
verano
recuerdo la muerte tan sangrienta de Hemingway
y tengo sueño por la tarde.

algún día no tendré sueño por la tarde
algún día escribiré un poema que encenderá
volcanes
en las colinas que están ahí fuera
pero ahora mismo tengo sueño por la tarde
y alguien me pregunta "Bukowski, ¿qué hora es?"
y yo contesto "3 horas, 16 minutos y 30 segundos".
me siento muy culpable, me siento asqueroso,
inútil,
demente, tengo sueño
por las tardes,
están borbandeando iglesias, bien, eso está bien,
los niños montan en ponys en los parques, eso está
bien,
las bibliotecas están llenas de miles de libros
sabios,
hay música grandiosa encerrada dentro de la radio
y yo tengo sueño por la tarde,
tengo una fosa dentro de mí diciendo,
bah, deja que lo hagan los demás, déjales que
ganen,
déjame dormir,
el ingenio está a oscuras
barriendo las oscuridad con una escoba,
me voy a donde han ido las moscas del verano,
intentad atraparme.


CHARLES BUKOWSKI
(Estados Unidos)





la que congrega las aguas;
la que escoge las arenas como disponiendo un
lecho;
la que hila cadáveres de mariposas, enraiza las
semillas y practica el hondo rito.

La mujer exacta para guardar con ella
los cofres de la memoria y partir navegando
hacia la vida -como si tras la verificación del
dolor
(el itinerario de sus abondonadas noches,
el inclemente filo de la angustia que se agazapó
por las paredes)
como si en sus últimas palabras
enunciara
el primer augurio:
esta insubordinada aceptación de la soledad.

ALVARO BURGOS PALACIOS
(Colombia)





EL NIÑO DUERME


El tren,
sosegado,
aguarda el impulso
hacia andenes festivos.
La pirámide trunca.
El globo se columpia en el aire.
Otra vez vertebrada la jirafa sonríe
descansando la fatiga
de sus viajes sin pausas.
El sopor de la tarde
ha calmado los duendes
y un silencio irisado
se desviste en la pieza.
La esperanza respira,
flota aún la balada.
Por entre sus labios suena un grillo travieso.
El niño duerme.


JACINTO CESAR BURGOS
(Colombia)




ACABADO DE SALIR DEL MUNDO

Acabado de salir del mundo no halla palabras
No halla vacío ni halla nada
Eso sí
No quisiera retornar
No quisiera tener cuerpo otra vez
No quisiera alma

Acabado de salir del mundo traza sus ojos y se
pinta
Es un dibujo de niño
Crea un mal hombre y una peor mujer
Un paraíso sin sentido
Diseña un universo para que ellos se piensen
Escribe una mirada

Acabado de salir del mundo vuelve a crearse
La muerte no le resuelve nada


CAMPO RICARDO BURGOS LOPEZ
(Colombia)



NOSTALGIA DE LOS CUERPOS

Ya los cuerpos se han marchado.
Uno y otro y todos
a través del tiempo
son apenas duendes locos
ebrios habitantes sin olvido.
Los amo a todos sin culpas y sin penas:
he muerto en ellos, sin descanso,
y cada vez he renacido.
Ahora añoro sus cabellos,
sus voces sus colores,
sus labios con palabras incendiadas,
sus ombligos y sus clítoris.
Pero añoro todavía más
las preguntas que tatuaron en mi cuerpo,
su perpetuo movimiento
como jadeantes fantasmas amorosos.
Ya los cuerpos se han marchado
estarán con otros cuerpos...
No los olvido. Sé que ellos tampoco.
Colmado de ellos, estoy solo.


JORGE BUSTAMANTE GARCIA
(Colombia)




RETRATO DE UN HOMBRE SUMERGIDO

¿Quién puede ser
ese hombre en el rincón del bar?
¿Quién puede ser
ese hombre solo, solitario,
meditabundo?
¿Quién puede ser?
Los hombros encorvados
el rostro marcado, hundido con las
pequeñas tragedias de la vida
Un espejo torcido de la
Ind Coope and Alsop
refleja ese cabello envejecido, esos
hombros anchos, esas manos
silenciosas, hirsutas, de simio
¿Cuál es, cuál fue el peso que dobló
aquellos hombros?
Ese hombre solo, solitario, pensativo,
¿de qué puede ser?
¿De nada?
¿O vive de nuevo la pesadilla
de toda la vergüenza
que sufrió e hizo sufrir?
La promesa rota, la palabra astillada
su mano roja
cautiva en el cajón emocional
las cosas que nunca ha hecho
y nunca hará
las cosas desesperan
Levanto mis ojos de esa
fachada amarga y veo a ese
hombre en el espejo
Ese hombre soy yo


RICHARD BURTON
(Inglaterra)




CRONICA DEL SUEÑO

Si bajara los párpados lentamente con el recuerdo del color amarillo
caerían las frutas más altas de los árboles
Si anudara los dedos sobre la espalda
se detendría el viento
y vería sus alas y la red invisible con que
envuelve
las hojas y las arrastra
Si diera un paso hacia atrás estaría otra vez
en la otra tarde
y vería a la madre en la blanca ceremonia de las
sábanas
Si peinara hacia adelante mis cabellos
crecería el agua de los espejos
y se ahogarían todas las imágenes
Si soplara sobre mi mano cerrada dejando un ojo de
aire
se abriría un ojo de aire y por allí pasaría
un barco o una manada de caballos
Si agitara los brazos estaría en el cielo
de los barriletes y los pájaros
Si ahora me diera una vuelta sobre el cuerpo
¿en qué otro sueño despertaría?


ROMULO BUSTOS AGUIRRE
(Colombia)




LA GACELA SALVAJE

La gacela salvaje en montes de Judea
puede brincar aún, alborozada,
puede abrevarse en esas aguas vivas
que en la sagrada tierra brotan siempre;
puede alzar su extremidad ligera y con ardientes
ojos
mirar, en un transporte de indómita alegría.

Pies ágiles también y ojos más encendidos
aquí tuvo Judea en otros tiempos,
y en el lugar del ya perdido gozo,
más bellos habitantes hubo un día.
Ondulan en el Líbano los cedros, pero se fueron
las hijas de Judea, aún más majestuosas.

Más bendita la palma de esos llanos
que de Israel la dispersa estirpe,
pues echa aquí raíces y se queda,
graciosa y solitaria:
ya su suelo natal no deja nunca
y no podrá vivir en otras tierras.

Mas nosotros vagamos, en calores excesivos,
para morir muy lejos:
donde están las cenizas de los padres
nunca descansarán nuestras cenizas;
ya ni un solo sillar le queda a nuestro templo
y en trono de Salem se ha sentado la Burla.


LORD BYRON
(Inglaterra)



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Espere... la Letra C

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