Wednesday, May 31, 2006

MUSICA DE ALAS

(PAJAROS DEL PARAISO Y DEL INFIERNO)

-Antología Poética-

Selección y Versiones de Javier A. Bosch Fossi

Cúcuta, Colombia. 2005
javibosch@xasa.com



Tú cantas, luego tú vuelas
Jean Paul



a


I

Sumido en lo profundo
de la dolorosa prohibición del vuelo
agradezco
la venganza de los sueños.

Nuestra memoria guarda la belleza
y nuestra sangre recuerda
que una vez fue pájaro.

II

Al pasar a la otra orilla
la eternidad habita
un bello templo desierto
y por sus irrepetibles salones
un hombre desnudo
arrastra sus alas enormes.

VI

En el cielo interior de tu carne
vuelan todos mis pájaros
y sus cantos
se enredan en tus largos cabellos.

FELIPE AGUDELO
(Colombia, 1955)



LOS PAJAROS NO SE IMAGINAN

Os pássaros nao se imaginam
Haroldo de Campos

Los pájaros no se imaginan. Se ven
y ventilan el aire.
Un pájaro: el aire
no se imagina
aves
ángeles
gregales,
montones, triángulos
en orden, pirámides que vuelan
con la espalda al cielo.
Los pájaros

nada se imaginan. Vuelan.

Los pájaros, en general, no se imaginan
este aire. Lo husmean,
pasan, corrigen,
pisan,
conservan:
milenios
y el mismo norte, la misma
agua. Los pájaros
no se imaginan
el agua, la misma
entrada a la continuación
del viaje, el mismo
sur: regresan.

Los pájaros no se imaginan.
Ahí siguen.
Profundo el aire
como el agua del mar
que es alta
desde el fondo.


LUIS VICENTE DE AGUINAGA
(México, 1971)



MEMORIA CON PALOMAS

En el barro temporal
que transitamos
está tu nombre de isla griega
estampillado al mío.
Has olvidado tú
las mujeres que fuiste
en las vidas en que te amé,
transeúnte fervoroso,
centella iluminante
a través de las sombras
de los siglos.
Una memoria sin lenguas
en tu pequeñez más próxima,
te entretuvo en la sangre,
impidió que me hallaras
entre los rojos tréboles
de la risa.
Pero no te preocupes;
mi memoria conserva tus palomas.
Ven. Iniciemos un poema
y salgamos al sol,
al aire sin candados,
trascendidos de besos
y la memoria en alto.

ALDO ALEMAN LAURENCIGH
(Argentina, 1929)




el pájaro rojo de mi aire
se fue
candela en la cabeza
saltos
se quiso ir
ahora
cuando pienso quiero del él Que vuelva

sin poder ver
ni oír ni agua
sin granos en las orillas
le digo Pájaro de mí

¿Y si me nacieran ojos de nuevo?
¿Y pocitos de agua en los hundidos
de agua clarita?
¿Y si me salieran frutas Otra vez
de todos colores Candela
De todos colores?
¿Y yo tuviera el calor
que no tiene el frío mi rojo
Y yo tuviera música en la cabeza
Y yo amaneciera?

MARIA AUXILIADORA ALVAREZ
(Venezuela, 1956)



LAS AVES SAGRADAS

De donde arraiga el Arbol Florido,
desde donde macollan sus preciosas espigas,
venís acá, aves áureas y negras,
venís, aves pardas y azules,
y el maravilloso quetzal.
Todas venís desde Nonohualco:
país junto al agua, las que sois aves preciosas del Vivificador.
Sois creaturas suyas.
Venís acá, aves áureas y negras
venís, aves pardas y azules,
y el maravilloso quetzal.

Del florido azulejo el penacho está allí.
En la preciosa casa del musgo acuático,
tendido está: vino a contemplar la aurora.
Ya te despiertan tus preciosas aves,
ya te desmañana el dorado tzinizcan,
el rojo quechol y el pájaro azul que amanece gritando.
Hacen estrépito las aves preciosas,
que llegan a despertarte.
El dorado zacuan y el tzinizcan,
el rojo quechol y el pájaro azul que amanece gritando.

Desde Tamoanchan, donde se yergue el Arbol Florido,
vienen nuestros reyes, tú Motecuhzoma y Totoquihuatzin.
Habéis llegado aquí
donde está el patio florido.
Ya levantáis vuestro canto hermoso...
habéis llegado al centro de las flores.
Y allí ya estás agitando
vuestro florido atabal, vuestra florida sonaja.
Habéis llegado donde está el patio florido.
Ya levantáis vuestro hermoso canto.

En el lugar del ililin,
¿qué dice el ave preciosa?
Es cual si repicara en el lugar del trino:
¡Libe la miel:
que goce: su corazón se abre:
es una flor!
Ya viene la mariposa,
volando viene:
abre sus alas, sobre flores anda:
¡Libe la miel:
que goce: su corazón se abre:
es una flor!

ANONIMO
(Tradición azteca)



XXXV

como tener algo vivo en las manos
una tórtola: su buche vibrante
y en el ojo redondo
un punto de fuego

y luego el aleteo contra el rostro
su urgencia alocada; y el vuelo
bello y curvo sobre los árboles
vencidos: memoria del viento.


JOSE MANUEL ARANGO
(Colombia, 1937 - 2002)



Endecha

Escucho cantar a lo lejos.

No sé si es voz de nodriza,
si viento que pasa,
temblor de pájaro,
boca de mujer que llama al desayuno.

Me alzo: no hay bosque ni desiertos.

Apenas la memoria.

EDMUNDO ARAY
(Venezuela, 1936 - 1990)



No eran jardines, no eran atmósferas delirantes. Tu te acuerdas
de esa tierra protegida por un ala perpetua de palomas.
Tantas, tantas mujeres bellas, fuertes, no, no eran
brisas visibles, no eran aromas palpables, la luz que venía
con tan cambiantes trajes, entre linos, entre rosas ardientes.
¿Era tu dulce tierra cantando, tu carne milagrosa, tu sangre?

AURELIO ARTURO
(Colombia, 1906 - 1974)



TU, EL MINUSCULO

Pájaro pequeñísimo que recién nacido me dieron,
cómo me causó asombro
ver en tu implume y breve cuerpo
la vida, tan perfecta,
que ya alzaba tus alas
en ensayo del ensayo del vuelo.

Mas fue mayor mi asombro
cuando estuviste plenamente quieto.
Confunde ver la inmensa muerte
entrar toda en un mínimo cuerpo.

Y aún me diste otro asombro:
tú, el minúsculo en la vida,
crecías hasta parecerme un gran muerto.
Caído en mi mano,
con sudario de luz de tarde,
crecías ante mis ojos abiertos y mudos.
Crecías en la nada
como si fueses por lo eterno.

ENRIQUETA ARVELO LARRIVA
( Venezuela, 1886 - 1962)



BAILA SU CORAZON DE PAJARO SALVAJE

Baila su corazón de pájaro salvaje
Allí donde la pausa es el amor
Y el beso prolonga las fronteras.

Incapaz del olvido y del adiós
La conspiración de los vientos
No encuentra la cifra de sus sueños.

Baila su corazón de pájaro salvaje
Fiesta de lámpara en la noche
Fiesta de las lechuzas en el árbol seco.

JORGE AVILA
(Colombia, 1957)

ANTOLOGÍA POÉTICA DEL MUNDO

La poesía es acontecimiento. En la fuerza de este hecho se tiene aquí una breve y esencial antología de poemas para la existencia y el sentido. Años atrás concurrían a las manos una veintena de selectos textos poéticos de diferentes autores y en ese entonces surgió el compromiso de difundirlos impresos para que llegaran uno a uno diariamente a otras manos y otros ojos. Y en la medida que se agotaban era el perfilarse de un reto: continuar difundiendo y gozando oportunos poemas, poemas en Verso Libre, de un autor cada vez irrepetible. Hoy, años después de esa justa tarea autoimpuesta, agrupada y mejorada en la presente antología fruto de la recopilación por distintos caminos de conocidos, nuevos y afortunados textos de matices multicolores, dígase gracias a papeles al vuelo, regalos de humanidades lejanas y próximas, hallazgos inexplicables o -caminos de vida-, un nuevo encuentro con el hecho poético.

Sírvase entonces el festejo, el extravío o entre palabras, el asombro.


Javier A. Bosch F.