Thursday, June 15, 2006

Letra A

PAISAJE CON UNA NUBE BLANCA

Todo el día he estado triste.
Hay una nube en la colina.
¡Si pudiera tenderme
y dormir sobre la hierba fina!

Y despertar después
para el trabajo mío...
En la colina un manto blanco
un sueño blanco sobre el río.


DRITERIO AGOLLI
(Albania)


SOÑAR DE A UNO

Te conozco y te quiero simultáneamente,
empieza el placer de mirarte,
la idea de poseer algunas cosas tuyas:
una mirada, un nombre, una casualidad,
un hola al pasar apurados...

Todo se siente tan vacío, tan frío
que creo que eres lo único que necesito
para ser feliz.
y apenas te conozco,
apenas recuerdo tus ojos
o tu sonrisa dulce y tierna.
Y quizás ni sepas que yo te quiero
porque te vi, te descubrí
en esta jungla de calles, negocios
y mañanas.

Pero si no me quieres
porque no me conoces
o porque si me conoces,
y si el romance sólo
es de a dos en mi fantasía,
entonces, ese amor
no vale la pena.

Pero, no obstante,
en mis sueños
te quiero y me quieres,
y soy feliz.

OSCAR B. AGUILAR
(Argentina)


EL ALIENTO DE TU ESPÍRITU


El aliento de tu espíritu,
ha quedado impregnado
en los helechos,
em el rumor del río,
en las sedientas piedras
que rodeaban el paisaje,
en el suelo virgen
de los primeros pasos,
que dejábamos en la tierra,
en la lluvia que caía
rociando las miradas,
en la luz que ocultaba
el ramaje de los árboles,
en el sol que dibujaba
los cambios cromáticos
de las circundantes metamorfosis,
en el silencio eterno
que se hacía terrestre
para embriagar el deseo
en el amor que detuvo
las sepulturas del viento,
en la inquietud que abrió
la perla del significado,
que nace en la memoria
y sucumbe en el olvido.
El aliento de tu espíritu,
ha quedado impregnado
en los helechos,
en el rumor de mi alma,
y en las piedras milenarias
que azotaron las tormentas.


LUIS ALBERTO AGUIRRE
(Argentina)



PREGUNTAS

Algunos poetas me hacen llegar
sus libros, sus cartas, sus biografías
y fotografías,
las nóminas de sus distinciones
las fotocopias de sus declaraciones
y sus poemas inéditos.
Y yo me digo: ¿Qué tengo que ver
con estos poetas tan productivos,
eficaces y dinámicos,
tan descollantes de personalidad,
tan seguros de sí, tan convencidos
de haber encontrado las palabras
y las claves definitivas?
¿Y qué tengo yo que ver con esos
otros, los nostálgicos, los que se
jactan de sus penas y me endosan sus
importantes fracasos?
¿Y qué con esos otros que vociferan sus amores
y se abrazan en público con sus mujeres y sus
hombres, con sus ciudades, sus consignas, sus banderas
y sus dioses?
¿Qué tengo yo que ver con esos poetas,
yo que soy tartamudo,
yo que estoy aterrado,
yo que perdí mis señas
y no tengo camino ni memoria y apenas sobrevivo?


RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
(Argentina)



JULIO 22 - JUEVES

Así es la cosa:
me visto como ustedes, como como ustedes, hago chistes como ustedes, miro a las muchachas como ustedes, tengo necesidades sexuales como ustedes, voy a los cines de ustedes, canto las canciones de ustedes y oigo sus cuñas radiales y fumo sus cigarrillos y amo sus escaparates y sus muchachas, sonrío como ustedes, admiro sus aviones y sus automóviles deportivos y sus yates, adoro a los artistas, uso las lociones "after shave" y los talcos "after shave" de ustedes y sus barras de desodorante sólido con esencia de lavanda y los dentífricos con fluoruro y los cepillos de nylon, ansío las guitarras eléctricas de ustedes y los vibráfonos y los bajos eléctricos, codicio los jaguars, quiero ser invitado a sus fiestas de corbata negra y a sus comidas en honor de... para celebrar el clamoroso éxito de..., río como ustedes.
Pero no quiero ser como ustedes.
Ustedes no son la sal de la tierra.
Cristo pisotea a los que son como ustedes.


WILLIAM AGUDELO
(Colombia)



Si un viento sin edad agita los campanarios
y en el reloj de sombra deambula el miedo...
Si un hombre te mira desde el espejo
y ya no hay lumbre en el fuego de sus ojos...
Si en la rosa triste de oscuros almanaques
se deshojan sin prisa los días y las noches...
Si el tiempo gime la herida en la espina
y te duele la soledad de las alcobas...
Si tiendes el silencio sobre el lecho
y la ausencia te habla una lengua nueva...
No abras la puerta. Espera los tres golpes
anunciando los negros crespones de muerte.
Ahora cuelga las coronas de azahar y mirto
y riega de polvo los umbrales y los balcones.
Es la hora de las manos en vuelo de adioses
y mi padre espera en la orilla de la sombra.


ADALBERTO AGUDELO DUQUE
(Colombia)



Estamos tan intoxicados uno del otro
Que de improviso podríamos naufragar.
Este paraíso incomparable
Podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
A pesar de la paciencia infinita
Los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
Miramos en él, como en un aljibe insondable,
Más profundo que los libros admirables
Que surgen de pronto y lo contienen todo.


ANNA AJMATOVA
(Rusia)



HOMENAJE AL NADAISMO

Cuídate de invitar a los poetas a tu casa
Ellos pueden sacarte los ojos, comerte vivo
Todo lo codician para sus sueños
Ellos se sienten solos y desconfían de todo el mundo
Pueden poner en duda tu reputación

Nadie sabe lo que hacen
Pero pueden poner una bomba
Debajo de tu cama

Pueden hablar todos los idiomas del tiempo
Simular los mil lenguajes de los pájaros
Trasladarte en un segundo a regiones totalmente desconocidas
Transformar el agua en música
Vaticinar las luchas y rebeliones más íntimas e insospechadas
hablar de las rancheras o de las tempestades
Divertir a los niños
Todo eso hacen. Por lo menos eso es lo que ellos dicen, y dicen de ellos

Cuídate de invitar a los poetas a tu casa
Porque en el más inesperado momento, te habrán invadido completamente
Comenzarás a ser su mejor aliado
caminarás, entonces por la ciudad como la niebla
Por bares imaginarios o barriadas miserables que se pueden tocar
Y en donde el amor se cocina a fuego lento
Encontrarás los turpiales que trasnochan en las esquinas,
Convertidos en tristes rameras
Sentirás todo el placer del ocio
Caminando por tu cuerpo como una salamandra de cristal,
Vivirás loco y perdido entre los cuellos de jirafas de los edificios
Y talvez jamás podrás ya, liberarte de ellos


LAUREANO ALBA
(Colombia)


BALADA PARA LOS POETAS ANDALUCES DE HOY

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?
Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Qué en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quién mire el corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?

Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta que en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.


RAFAEL ALBERTI
(España)



MATERIA HUMANA


Y tú que en la noche oscura has abierto los ojos y te has levantado.
Te has asomado a la ventana.
La ciudad en la noche. ¿Qué miras? Todos van lejos.
Todos van cerca.
Todos muy juntos en la noche. Y todos y cada uno en su ventana, única y múltiple.

Si tú mueves esa mano, la ciudad lo registra un instante y vibra en las aguas.
Y si tú nombras y miras, todos saben que miras, y esperan y la ciudad recibe la onda pura de una materia.
Toda la ciudad común se ondea y la ciudad toda es una materia:
Una onda única en la que todos son, por la que todo es, y en la que todos están; llegan, pulsan, se crean.
Onda de la materia pura en la que inmerso te hallas, que por ti existe también y que desde lejísimos te ha alcanzado.
Allí respira en la extensión total -¡ah, humanidad!- con toda su dimensión profunda casi infinita.

Ah, qué inmenso cuerpo posees.
Toda esa materia que viene del fondo del existir,
que un momento se detiene en ti y sigue tras ti, propagándote y heredándote y por la que tú significadamente sucedes.
Todo es tu cuerpo inmenso, como el de aquel, como el de ese otro, como el de aquella niña, como el de aquella vieja,
como el de aquel guerrero que no se sabe, allá en el fondo de las edades, y que está latiendo contigo.
Contigo el emperador y el soldado, el monje y el anacoreta. Contigo
la cortesana pálida que acaba de ponerse su colorete en la triste mejilla, ah, cuán gastada. Allí en la infinitud de los siglos.
Pero aquí sonríe contigo, bracea en la onda de la materia pura, y late en la virgen.
Como ese gobernante sereno que fríamente condena, allá en la lejanísima noche, y respira ahora también en la boca pura de un niño.
Todos confiados en la vibración sola que a todos suma, o mejor, que a todos compone y salva, y hace y envía, y allí
se pierde todavía íntegra hacia el futuro.

Oh, todo es presente.

Onda única en extensión que empieza en el tiempo, y sigue y no tiende edad.
O la tiene, sí, como el Hombre.


VICENTE ALEIXANDRE
(España)



ULTIMO DÍA

Ultimo día.
Ultimo llanto.
Ultima venia.
Ultima náusea sobre las propias concesiones.
Una noche en que se muere mil veces.
¿Dónde estuvo el error?
En el sistema
en la soledad que se vende a cualquiera
en la juventud que se vende a cualquier espejismo
a cualquier idea
a cualquier moda
en el desarraigo
en el desconsuelo
en una diferencia nacida no sé cuándo
en el temor de no ser.
Vuelvo y cuestiono mis contradicciones.

ADRIANA ALFARO
(Colombia)


INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelco y me incorporo en este nicho en que hace 45 años que me pudro,

y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar a los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,

por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,

por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?


DAMASO ALONSO
(España)


DICEN QUE CADA LÍNEA ES UN ARCANO


"... para no llegar tarde del todo"
Guillermo Morón


La mano está cruzada de líneas.
Líneas
caudalosos ríos
con minúsculas escisiones laterales:
afluentes
que desembocan en imaginario mar accidental.

Extiendo la mano sobre arena costera
y el mapa queda impreso.
Dicen que cada línea es un arcano.
Debo saber.
Necesito saber escalar los intrincados signos,
los cabalísticos signos,
remontar el laurel de los poetas,
la cima de esas lunas desmedradas,
el oscuro solar
donde jirones de dioses
esperan una resurrección imposible.

Debo acudir a la cita irreversible
cuando en los labios aún queda sal,
cuando en los ojos
yace una luz incierta todavía,
cuando en la piel
florece el pretérito sueño
confundido,
hoy,
entre musgo sobradamente húmedo.

Debo acudir a la cita irreversible
y disponerme a vivir un instante supremo
sin languidez inútil,
sin demasiada prisa,
sin miedo de asomarse a las galaxias.

Pero es necesario prevenirse.
No perder el contacto con los días.

Debo asumir el demorado reto
con tiempo y luz
"para no llegar tarde del todo".


MARÍA LUISA ALONSO
(Venezuela)




LAS GANAS DE VIVIR


Dentro de esta mujer está mi hijo
dentro de esta mujer pequeña oscura
incontenible frágil repentina

Y dentro de mi hijo pasan cosas
cosas vivas y muertas van surgiendo
y muriendo y naciendo y renaciendo

Dentro de mí están mi hijo esta mujer
mis otros hijos los años las mujeres
los compañeros hombres los vientos los cometas


RODOLFO ALONSO
(Argentina)




LAS CARICIAS


¡Qué música del tacto
las caricias contigo!
¡Qué acordes tan profundos!
¡Qué escalas de ternuras,
de durezas, de goces!
Nuestro amor silencioso
y oscuro nos eleva
a las eternas noches
que separan altísimas
los astros más distantes.
¡Qué música del tacto
las caricias contigo!


MANUEL ALTOLAGUIRRE
(España)




CANCIÓN DE NOVIEMBRE

Sal de la casa, hermana,
tiende la cama, barre el patio,
pero sal pronto.
Deja la parcela, hermano,
aporca los fréjoles,
pero sal pronto.
Despierta, abuela,
canta tu canción al niño,
pero sal pronto.
Cásate pronto, novia,
entra en la iglesia y besa,
pero sal pronto.
Deja la cama, amante,
limpia la mancha del colchón,
pero sal pronto.
Sal del mar, pescador,
recoge las nasas y los frutos
pero sal pronto.
Deja la mina, muchacha,
mira el fulgor de las piedras,
pero sal pronto.
Cierra la boca, maestro,
repite la historia del vano renacuajo,
pero sal pronto.
Deja de cantar, enamorada,
clausura el sueño de tu corazón,
pero sal pronto.
La vida, hermano, hermana,
la vida nos espera.


HAROLD ALVARADO TENORIO
(Colombia)





mamá se fue
tarda muchos años debajo de su puerta
saliendo agua roja

papá la maldice

antes de irse mamá ya no hablaba
no abría los ojos
después cerró la puerta de su cuarto
y no quiso volver

detrás de la puerta nos llama a veces
y nos grita un cuento de una casa de dulce que se come
y llora largamente
se ríe
y se oyen cosas que se quiebran
y mamá habla por ratos ronco como un hombre
como una noche lejos
y da golpes
y la oímos rasparse
en las paredes
y sale un río de mamá por debajo de la puerta
un río rojizo y triste que no se mueve

Me he descarnado en tocarla
Está sola La Casa
solo el cuerpo
solos los filos que hicimos
he cuidado los bultos del miedo
me he cerrado sobre ellos
están solos los bloques de metal
desprendidos del piso
golpeándose

yo que oscurezco La Casa y la aclaro
que cada vez que me duermo tengo un hijo
y una hendidura
en la tierra

y tiene muerte La Casa
y tiene mala agua en su memoria

quedo
Un hueso alto
afilado


MARÍA AUXILIADORA ALVAREZ
(Venezuela)




LA CIUDAD EN EL BOSQUE

Se me antoja que primero se sembró la sombra sobre el cordel invisible de los sardineles afiebrados para que, luego, el árbol se levantara de la frescura de ella y empezara a aprender el oficio de inventariar las estrellas y los pájaros en el libro del firmamento.

Las casas encontraron la arboleda y la ocuparon a título jubiloso. Pero tuvieron la precaución de alinearse con simetría, con estética, con amor, dejando espacio suficiente para que los vientos pudieran apostar carreras con holgura.

Después llegaron el hombre y la mujer y poblaron el caserío de risas y de hijos.


ELIGIO ALVAREZ NIÑO
(Colombia, Norte de Santander)




DESTINO

Otra vez Eros rubio
me echa el balón, llamándome
a jugar con la niña
de las sandalias.


ANACREONTE
(Grecia)




URGENTEMENTE

Es urgente el amor.
Es urgente un barco en el mar.

Es urgente destruir ciertas palabras,
soledad, odio y crueldad,
algunos lamentos,
muchas espadas.

Es urgente inventar alegría,
multiplicar los besos, las mieses,
es urgente inventar rosas y ríos
y mañanas claras.

Cae el silencio en los hombros y la luz
impura, hasta doler.
Es urgente el amor, es urgente
permanecer.

EUGENIO ANDRADE
(Portugal)


LUNA ROJA


De un lugar han de venir los vientos cuando soplan
Alguna razón existirá para la caída de las hojas
El tiempo nada dirá te he hablado de eso
W. H. Auden


Tras los sombríos cortinajes de los árboles
-algo en el color entre violeta fertilidad y podrida
carne- roja luna se eleva como un miedo ya sólo.
El perro, con el vientre pesado por toda la ternura
de mi árido corazón, vacía sus entrañas en la negra tierra.
La casa muda, amordazada con cintas-culpas, cintas-recuerdos;
mujeres rubias sonríen y desaparecen bajo desconchados
de pared. Hombres desnudos se afligen en el vacío de la noche.
Todo respira con pesadez como si hubiese bebido cicuta
y la parálisis avanzara lenta, igual como la plateada luz por las losas.
De repente una cárcel oscura parece la vida
y diera cada estación comienzo a una nueva, a su propia destrucción.
A través el dolor irracional del animal, trémulo subía el tiempo;
rara vez sintió jamás alguien tan poca esperanza.
Olía a lágrimas la hierba e igual que al entrar una primavera
a un lugar... de algún lugar, el pino, en su oscuro futuro
absorto, apenas se dejaba seducir por las flores amarillas.
Un viento se levantó brutal
como un apresurado amante sin imaginación
y todos los poemas que había oído durante mi vida
de nuevo venían desde muy lejos para enterrarme.
Y era igual que si viajara en un tren,
como si tras de mí dejara la tierra de alguna gana
y mi cuerpo se adentrase en una selva negra.
Tenía la culpa el perro que sufría, y la tenían aquellos poemas,
que cual fantasmas merodeaban por el huerto;
de otro modo los conocía, cuando un ángel, amarillento ya,
los cubría con sus finos dedos y exhalaba
un olor incorrupto sobre los fugaces versos.
Alucinación parece ahora que cosas eternas
como las piedras, en las románticas escenas de nuestra vida
hayan aceptado representar un papel. El miedo ha elevado
una roja putrefacción. Diría: ha avanzado
y tú has cerrado los ojos.


KATERINA ANGUELAKI-ROOKE
(Grecia)



En el ánfora de su cadera
la cuadratura del círculo

En su curvilíneo vientre
las medidas exactas
-origen de la cúpula-

En la geometría de su cara
El equilibrio de las estrellas

Y en su boca

la magia de la luz


JAIME ANTOLINES
(Venezuela)




JEFE DE SECCIÓN

Mi boca tendrá los ardores de la llama
Mi boca será para ti un infierno de seducción y dulzura
Los ángeles de mi boca tendrán su trono en tu corazón
Los soldados de mi boca te tomarán en asalto
Los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza
Tu alma se agitará como una región durante un terremoto
Tus ojos se hallarán entonces cargados de todo el amor que se ha atesorado en las miradas de la humanidad desde su origen
Mi boca será un ejército contra ti, un ejército desigual
variado como un mago que sabe multiplicar sus metamorfosis
La orquesta y los coros de mi boca te dirán mi amor
Mi boca te lo murmurará desde lejos
Mientras que con los ojos fijos sobre el reloj espero
El minuto prescrito para el asalto


GUILLAUME APOLLINAIRE
(Francia)


KINAKOTO

Paulino, el anciano de la tribu Kinakoto,
toca su viejo tambor de cuero
empedernido con un palito de juansoco
en la noche del cachirí del Vaupés
enfiestado de músicas de flauta
y carrizos salvajes.
Los huesos de Paulina su mujer
yacen bajo la tierra santa
en el interior de la maloka
apisonada por los pies emplumados
de los bailarines indios
ebrios de chicha
dichosos de coca
pintados de espléndidos achotes
danzando como dioses en praderas de hongos.

GONZALO ARANGO
(Colombia)



CANTIGA DE ENAMORADOS


O como dos que hablan después del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando

y hablan de silencio en silencio
y la voz es sosegada después del amor
y ya sin premura

y ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma

y él ve su risa rápida y tranquila
su risa
y el temblor de sus pechos


JOSÉ MANUEL ARANGO
(Colombia)




Macerada fruta
De la estación de la ambrosía

De tu piel guardamisterios
Ojos habladores

De ti profundamente de ti
Están hechos mis antojos

De pájaro saltarín entre las flores
Loco silbador loco


FREDDY ARAQUE
(Venezuela)




COLEGIADA DESNUDA


Regresa la niña del colegio
Quién sabe qué pensamientos oculta su cabellera negra
Seguramente el profesor calificó mal su tarea
Seguramente que le tocó sus senos
Seguramente le prometió un confite
Regresa a la casa la niña que quería ser
desencuadernada
Que gustaría ser repasada por un lector ávido de conocimientos
Regresa con el ánimo de despojarse de sus vestiduras
De estrenar su desnudo para ponerse cómoda
Para poder pensar sin problemas con la regla de tres
Regresa la niña del colegio con ganas de chupar un bombón
Y chupando el bombón piensa la niña que debe haber algo más dulce
Y la sangre circula como miel por su panal florido
y ella siente la voz del atavismo cosquilloso que le dice que para poder aprender hay que despojarse voluntariamente de todo
Y deseosa de aprender ella se va quitando el vestido
Ese vestido de colegio que con tanto cariño le cosió su mamá
La blusa blanca de infinitos botones
La falda azul ajustada con un gancho de nodriza
Los zapatos del uniforme
Las medias tobilleras que escalan sus piernas derechitas
El brassier que contiene principios básicos de trigonometría
Los calzoncitos de amoníaco
Carpa bajo la cual acampa la prodigiosa respiración de la reina de Saba
Mosquitero de los deseos
Atarraya del poniente
Cabo Cañaveral del cohete carnal
La niña sabe que hay un cinco rayado en mitad de sus piernas
Un coño bien calificado
El honroso diploma
con el cual se gradúa
profesional en el amor
Colegiala del alma
mírame
"qué piensa hacer cuando esté grande"


JOTAMARIO ARBELÁEZ
(Colombia)




BRASA

¿Quién vendrá a atizar el fuego
la brasa que arde aún
en el silencio de ese hogar tuyo
de mujer recóndita?

¿Qué mano vendrá a posarse
sobre tu hombro
roca de faro
adonde el náufrago llega
en busca de reposo?

¿Quién atizará el fuego
para que la luz
no muera?

AURORA ARCINIEGAS
(Colombia)




DIOS DE LOS DESECHOS


Él se venía preparando para darnos el honor de
Nacer a lo largo de este horrible tiempo.
Su demorada gestación obedece a que esperó
La huida de los otros dioses.
Él ha venido a encubrir la brutalidad y la estupidez
Provisto de su don de abarcarlo todo. Retendrá
De principio a fin los escombros de sus dominios.
Fiel a sus despojos y asistido por sus esclavos,
Se enfrenta a las turbas provocando la
Inseguridad del abismo.
Este siglo estará bajo la pena de su severo enfado.
Entonces ya no habrá como escapar de sus rigores.


JULIO CÉSAR ARCINIEGAS MOSCOSO
(Colombia)




SOLEDAD


Ahora
que la noche
está húmeda de rocío
y las nubes
se diluyen
en la piel
de las montañas,
cómo siento
no haberte conocido
antes...

Cuánto diera
porque esta soledad
que fue tan mía
se hubiera poblado entonces
con tu nombre.


MILAGROS ARELLANO
(Venezuela)



LA QUIMERA

Ella estaba en el nivel del mar,
de bruces, de ojos verdes, observándolo.
Con sus brazos doblados debajo del mentón.
Nadie estaba en la playa, nadie estaba en el mundo,
salvo el mar, la muchacha,
y un poco allá a lo lejos el viento siempre en pugna.
¿Contra quién?, contra él mismo.

El mar y la muchacha, la playa estaba sola.
Era el otoño ya, las hojas lo decían,
lo afirmaba la boda del oro con el negro,
mientras el viento en pugna barría la terraza.
Mesas abandonadas con sillas dadas vuelta.
Friolentas partieron unas sombras, las últimas
ni siquiera una luna o unas estrellas para
atestiguar mi dicha.


BRAULIO ARENAS
(Chile)




MI COMPADRE

El joven vecino de la celda
de unos veinte años
en las noches se transforma
aúlla
y deja correr por su mejillas
gruesos lagrimones
después de haber hecho amistad
con sufrimiento cuenta
que hace tres meses
no prueba mujer


ANÍBAL ARIAS
(Colombia)



Buenos días a los seres
que son como un país
y ya verlos
es viajar a otra parte

buenos días a los ojos
que al abrirse han leído
el poema visible

buenos días a los labios
que desde el comienzo han dicho
los nombres infinitos

buenos días a las manos
que han tocado las cosas
de la tierra bellísima


HOMERO ARIDJIS
(México)



Y AQUEL MIRAR DE NUESTRO AMOR AL FUEGO

Guarda la almendra amarga y la fruta de la mora
que nadie picotea por su agriura.
Ten en la boca la semilla seca, cuida
la hojalata que nunca vio la luz
y espera también en Asmodeo,
el demonio cauteloso
que sobre ti se adormece con sus pies plata.
Espera en la línea de la mano
y en las ciudades que no viste nunca.

Verás Atenas y Estambul
y San Esteban de los abisinios
/allí va a rozarte la boca como hace tanto tiempo.
Cruzarás entre violines raspados
en Hungría
veras su marca
en las balsas de corcho que bajan
el Yang Tsé
en el ojo del tifón verás su mano
en tu frente
y sentirás miedo, como si fueras tan joven.
Traba la yema que no da simiente
en la vena del árbol
dale de comer a los abandonados
y espera su regreso en la casa de los trenes
y en la música.
Espera en ti, oirás su voz de nuevo
en la noche portuguesa, en el día de Malasia
bajo el sueño del tigre
en los muelles de La Habana, en los viajes sin término
su voz que entonces parecía la esperanza vana.


SIGFREDO ARIEL
(Cuba)



Te vi
cuándo y dónde
he perdido las cuentas
de lo fugaz del brillo momentáneo
pero has pasado
dos tres veces
y ahora encuentro que
mi cerebro
te conserva
que preserva en mí
el fulgor de la vida y la belleza
y caes, después de tantos años
caes a mi página
y te escribo francamente con emoción
y agradezco a mi memoria que me devuelva esa alegría
cuando doblabas la esquina
me conceda
la última ondulación de tu vestido
de la cual dependió mi alma
hasta que te confundía
en la congestión ciudadana
de los que van y vienen
y mientras esto sucede
puedo hoy saber
que estas palabras serían mejores
si se parecieran
a lo que dejamos de hacer


SANTIAGO ARISTIZÁBAL
(Colombia)




LA HORA

En esta misma hora, en alguna otra parte,
una joven delgada, de ojos crucificados,
enseña a leer a los niños.
Una joven delgada que usa trajes sencillos
y acostumbra leer a Gabriela Mistral.

En esta misma hora, en alguna otra parte,
un hombre triste hiere la tierra con un pico.
Se inclina luego adelante. Hunde el dedo en la tierra.
Se endereza con melancolía.
Eleva otra vez el pico.

En esta misma hora, en alguna otra parte,
dos novios blancos salen con las manos fundidas
a coger flores al campo.

En esta misma hora, en alguna otra parte,
dos hermanos pelean por cualquier fruslería.
Luego sienten rubor. Resueltos e indecisos,
se besan las mejillas.

Echo mano a la hora. La desligo del tiempo.
La arranco del matizado oscuro de las horas.
La aíslo. La desplazo.
La lanzo como un shrapnel.*

Intensa, luminosa, insufrible de vida,
ella sola por su cuenta, como un shrapnel.

Esta misma hora, y la hora anterior,
y la hora que le ha de seguir.
Convergen, acumulan, precipitan sus vidas,
aportan las descargas de sus actividades.
¡Tantos hombres! ¡Tantas mujeres!

En esta misma hora, como en todas las horas,
un pueblo inmenso y triste, diluido en la tierra,
mudo, infatigablemente labora.
Oscuras trabazones a través del espacio,
a través de las negras montañas y los llanos,
ligan a unos y otros que nunca se han tocado.

Un solo, enorme anhelo rezumando en la tierra.

En esta misma hora, como en todas las horas,
nadie se ha detenido,
todos vamos andando.


* Artefacto lleno de metralla

ANTONIO ARRÁIZ
(Venezuela)




LAS COSAS

Las cosas son
lo que de ellas persiste
en la memoria.

Las cosas también son
lo que de ellas queda,
colgado en la pared,
cuando ya no existen.

Las cosas nada son
hasta tanto alguien
no las mire de reojo.

RAFAEL ARRÁIZ LUCA
(Venezuela)



GRAVITACIÓN

Los abismos atraen. Yo vivo a la orilla de tu alma. Inclinado hacia ti, sondeo tus pensamientos, indago el germen de tus actos. Vagos deseos se remueven en el fondo, confusos y ondulantes en su lecho de reptiles.
¿De qué se nutre mi contemplación voraz? Veo el abismo y tu yaces en lo profundo de ti misma. Ninguna revelación. Nada que se parezca al brusco despertar de la conciencia. Nada sino el ojo que me devuelve implacable mi descubierta mirada.
Narciso repulsivo, me contemplo el alma en el fondo de un pozo. A veces el vértigo desvía los ojos de ti. Pero siempre vuelvo a escrutar en la sima. Otros felices miran tu alma y se van.
Yo sigo a la orilla, ensimismado. Muchos seres se despeñan a lo lejos. Sus restos yacen borrosos disueltos en la satisfacción. Atraído por el abismo, vivo la melancólica certeza de que no voy a caer nunca.


JUAN JOSÉ ARREOLA
(México)



PAREJA DE CIERVOS

La cabeza adornada, flexibles y nerviosos,
pasan los ciervos.
Su belleza ligera anima la soledad del bosque
Es el momento de la cópula:
tienen del andar juntos una corta afición.
Ya su fino oído les advierte el peligro:
tensa en el aire silba la flecha asesina.
Un prodigioso salto en vano,
y después el trémulo bramido.
Qué extraña la muerte:
ha puesto al ciervo de rodillas
sobre su propia sangre,
contra la tierra la cabeza adornada.
Qué extraña la vida:
tras la espesura, quieta
y oculta, expectante mira
desde los ojos la cierva.


ANTON ARRUFAT
(Cuba)




LA PALABRA ES LABIO TODAVÍA

1

La palabra es labio todavía. Deseo. Carne interrumpida o llanto. Entre dos bocas el fuego es agua. La palabra es agua. Esto que digo te moja. Entre dos bocas sólo la lengua existe insiste lamiendo lamentando como arena repetida en alas o una extensa playa en el caracol también vacío.

2

Sólo la lengua existe y abre el mundo. Sabor saber. Caminas sobre mi lengua. Comienzas en la punta de este nombre que digo y eres sal o miel o quemas. Aquí donde te llamo y eres llama. Donde anuncio mi existencia y sólo tú acudes a la campanilla del leproso.

3

Sólo la lengua mía, amor. Solos en la lengua tuya. Con la rodilla abierta en la boca, corriendo, caracoles o mar o arena en el viento amando.

OCTAVIO ARMAND
(Cuba)



LOS CIRIOS ENCENDIDOS


A una pequeña iglesia de la ciudad de Rivas
llegué siendo niño
a rezar a los santos y encender los cirios
que estaban apagados.
Los días, los años.
Y hoy que soy hombre
vienen los recuerdos de la infancia.
He vuelto a entrar a la antigua iglesia
y mis ojos se iluminan
al ver a la imagen que yo admiraba
(porque así me lo habían enseñado)
los viejos cirios todavía encendidos.


CARLOS ARMAS
(Nicaragua)



EL ÁRBOL


Este árbol y su estremecimiento,
bosque sombrío de llamados,
de gritos,
se come al corazón oscuro de la noche.

Vinagre y leche, el cielo, el mar
la masa espesa del firmamento,
todo conspira en ese temblor
que tiene albergue en el corazón espeso de la sombra.

Un corazón que estalla, un astro duro
que se desdobla y funde en el cielo,
el cielo límpido que se raja
al llamado del sol naciente,
hacen el mismo ruido, hacen el mismo ruido,
que la noche y el árbol al centro del viento.


ANTONIN ARTAUD
(Francia)




PALENQUE


Y quién ha de dudar que aquel abuelo
no pudo ser un príncipe,
bajo la luna, perfumada
por las nubes errantes de su alma?

Apoyado en el crepúsculo
contempla a las mujeres
cultivar el maíz y la canción...

Ultimo patriarca de Palenque:
Bien sabes
que desde tus fogones crepitantes
África envía sus mensajes!


JORGE ARTEL
(Colombia)



CANCIONES

Cántame tus canciones,
tus esbeltas, desnudas canciones,
esas que se visten de menudas hojas verdes
y hojas rojas,
y hojas verdidoradas,
con cortezas resinosas
y pequeñas piedras pulidas por el agua.

Cántame tus canciones:
las de los delgados cielos azules,
de las nubes azules
de las montañas azules.

Y las otras:
las de las aguas hechizadas
que se precipitan gritando por las rocas,
y aquellas en las que bandadas de alondras
levantan la mañana.

Y la canción de los hermosos caballos,
en la que se enumeran los caballos por sus colores,
y sus nombres
y sus orígenes y linajes.

Y la canción de los pájaros, las aves
que se nombran según sus plumajes
y sus vuelos y sus melodías.

Y la canción de las lluvias,
de las lluvias inmemoriales. Y de las otras,
las frívolas y danzarinas.

Y la honda canción de las noches
que hablan doradas palabras
que rebrillan por instantes,
las pacientes noches de larga memoria.


AURELIO ARTURO
(Colombia)



EMOCIÓN Y VENTAJA DE LA PROBADA PROFUNDIDAD

Gracias a los que se fueron por la vereda oscura
moliendo las hojas tostadas.
A los que me dijeron: espéranos bajo el árbol.

Gracias a los que se fueron a buscar fuego para sus cigarrillos
y me dejaron sola,
enredada en los soles pequeños de una sombra olorosa.
Gracias a los que se fueron a buscar agua para mi sed
y me dejaron ahí
bebiéndome el agua esencial de un mundo estremecido.
Gracias a los que me dejaron oyendo un canto enselvado
y viendo soñolienta los troncos bordados de lianas
marchitas.
Ahora voy indemne entre las gentes.


ENRIQUETA ARVELO LARRIVA
(Venezuela)



ALABANZAS DE LAS CREATURAS


Altísimo, omnipotente, buen señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria, el honor y toda la bendición.

A ti solo, altísimo, te corresponden
y ningún hombre es digno de mencionarte.

Alabado seas, mi señor, con todas las creaturas,
especialmente el señor sol, hermano mío,
quien trae el día, y tú iluminas mediante él;
y él es hermoso y radiante, con gran esplendor;
a ti, altísimo , te significa.

Alabado seas, mi señor, por la señora luna y las estrellas:
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.

Alabado seas, mi señor, por la hermana agua,
que es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Alabado seas, mi señor, por el hermano fuego,
mediante el cual nos iluminas por la noche;
y él es hermoso y jocoso y robusto y fuerte.

Alabado seas, mi señor, por nuestra hermana la madre tierra,
que nos alimenta y nos gobierna
y produce diversos frutos con flores coloreadas y hierba.

Alabado seas, mi señor, por aquellos que perdonan por amor tuyo
y soportan enfermedad y tribulación.
Dichosos aquellos que sufrirán en paz,
porque serán coronados por ti, altísimo.

Alabado seas, mi señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Dichosos aquellos que morirán en el pecado mortal.
Dichosos aquellos que se encontrarán en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará daño.

Alabad y bendecid a mi señor y agradecedle
y servidlo con gran humildad.

FRANCISCO DE ASÍS
(ITALIA -ACTUAL-)



COMO UNA FOCA QUE SABE DE SUS COSTAS

Me llevó por la noche
Para escuchar el cielo que gira con los astros
Trepó por mis palabras
Hasta palpar el centro del presagio.

Vino con sus sandalias de campesina etrusca
Y sus caderas de gitana al aire
Para hilar la ternura en mis párpados breves.

Derribó mis murallas
Cercó mis muros con su aroma de violeta nocturna
Quiso que yo siguiera junto a ella
Por entre calles afiladas en el corno del miedo.

Como una foca que sabe de sus costas
Deslizó por mi axila la herejía
De saberme tan solo
Y clavó su bandera en mi silencio múltiple.

Me llevó por la noche...
Cuando luchaba yo
Contra los vientos de setiembre.


JORGE ÁVILA
(Colombia. Norte de Santander)



EL DÍA ESTA NUBLADO


el día está nublado;
la luz en el visillo
es un poema de Verlaine...

vístete con tu traje
de bruma...

¿me escuchas?
He tocado tus manos
no sé qué lejano pensamiento.

tú vienes cuando llueve...

he visto tu sonrisa
tras las gotas de lluvia...

el día es un poema de Verlaine...


ANTONIO ÁVILA JIMÉNEZ
(Bolivia)



CANTOS DEL AMOR EN SOMBRA


I. Umbral


Te espero, hombre mío
centímetro a centímetro.
Te espero en los umbrales, en los poros,
en el color de mi ropa,
en la memoria del viento y de la hiedra;
te espero llanto adentro y cuando crece
como un río el deseo de la piel.
Te espero como si llegar fuera morir
y tenerte, sólo poseer la sombra.
Como si tú y la nada, fueran todo.
¡Como si todo y tú fueran la nada!

¡Ah! tus pasos...
¡Ah! tu lengua que espero...
¡Ah! la hiedra de tu voz profunda...
Nadie sabría decirlo. Nadie.
Sólo yo.

Porque hace treinta años que te espero
-inválida en el sueño-
¡desde mi justa edad meridional!


EMILIA AYARZA
(Colombia)




TODO


Todo lo que amas como todo
lo que amaste
recuérdalo
te duele o de alguna manera
te dolerá algún día

Todo lo que has amado en cualquier tiempo
inclusive los ojos que te vieron
como eras
y no eras
inclusive la piel donde tocas
el olvido y comienza
a arder la llama del misterio

Todo lo que amas
te dolerá una vez
o mil veces
Todo
inclusive los árboles a cuya sombra
tu niñez descubrió lentamente
este mundo
y algunos otros menos visibles
que fuiste perdiendo
lentamente
también

Todo lo que amas te dolerá algún día
todo lo que has amado
en la vida
o el sueño
ese otro viaje simultáneo
todo lo que amarás o no
para cumplir
el resto de tu destino
Todo lo que amas
te dolerá una vez
o mil veces
Todo lo que has amado
todo lo que has perdido
Todo lo que amarás
o no
Todo lo que amas todo lo que odias
inclusive tú mismo
lo que escribes

Todo te dolerá algún día
de alguna manera
una o mil veces
lo que eres y no eres

Todo
te
dolerá
una
vez
o mil
veces

DIONISIO AYMARÁ
(Venezuela)



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Espere... la Letra B

Friday, June 02, 2006

Musica de Alas (Ch)

Ch

El pájaro que en una de sus alas
siente cuando se pone el sol
es el pájaro en cuya otra ala
el sol se está poniendo
cuando pasa frente a mí perdiéndose de vista
hasta que reaparece
dándome la cara
y yo aparezco frente a él

de pronto se lanza a donde estoy
enteramente contra mí
me llega
traspasándome con el pico el corazón
dejándome clavado
en el escueto maderamen que me sostenía

este tablón gris
reseco y enquistado
esta tabla
nudosa
este alto trecho de madera desgastada
que a él y a mi
ahora nos sostiene.

ALFREDO CHACON
(Venezuela, 1937)


LLANURA DE TULUA

Al borde del camino, los dos cuerpos
Uno junto al otro,
Desde lejos parecen amarse.

Un hombre y una muchacha, delgadas
Formas cálidas
Tendidas en la hierba, devorándose.

Se piensa:
Soñarán entregadas sus dos bocas,
Sus silencios, sus manos, sus miradas.

Mas no hay beso, sino el viento,
Sino el aire
Seco del verano sin movimiento.

Uno junto del otro están caídos,
Muertos,
Al borde del camino, los dos cuerpos.

Debieron ser esbeltas sus dos sombras
De languidez
Adorándose en la tarde.

Y debieron ser terribles sus dos rostros
Frente a las
Amenazas y relámpagos.

Son cuerpos que son piedra, que son nada,
Son cuerpos de mentira, mutilados,

De su suerte ignorantes, de su muerte,
Y ahora, ya de cerca contemplados,
Ocasión de voraces negras aves.

FERNANDO CHARRY LARA
(Colombia, 1920 - 2004)

Musica de Alas

C

Tenía dientes blancos
y la veía correr cuando caminaba
volar cuando corría
la confundí con un pájaro
le fuí entregando los días como arroz
era un espejo que se miraba en el agua
se fue como el sol por el camino de la tierra

NORWELL CALDERON ROJAS
(Colombia, 1962)


VIENDO UN AVE EN LA PLAYA

No es un cuerpo lo que a tu lado encuentras
sino la ausencia del cuerpo.
Un vacío que no es bastante tu voluntad
para llenar:
cuerpo de la oscuridad que ninguna luz
salida de tus manos
podrá hacer más clara.

Tu imagen gira hacia su desaparición
y por más que los brazos se acercan a las cosas
ellas resbalan entre los dedos,
las cosas, los dedos, las playas de la noche.

No es una voz lo que a tu lado escuchas
sino tu deseo de una voz.

Nada has tenido, nada fue realidad;
no has hecho más que dar vida
a figuras nacidas de tu sueño.
Falsas, idas antes de ser,
cristales esparcidos en la arena
donde un ave picotea.
El cuerpo en los caminos rotos ya por la lluvia.
Un ave que pronto morirá.

VICTOR FOWLER CALZADA
(Cuba, 1960)


SUEÑOS

Imagínense un cuerpo
con muchos miembros pensantes
Pascal


Huyo de un enemigo cuyos brazos terminan en garras. Huyo convencido de que, si éste apurara el paso, en pocos segundos me daría alcance. Pero no se da prisa, tarde o temprano va a hacerlo, sin que tenga que estirar los brazos ni sacar las garras. La sola idea de que soy perseguido acabará venciéndome. Y estaré allí, tirado en la vía, listo para comprobarlo.

Llegamos a un paraje donde hay unas ruinas. Están en el espacio flotando de tal forma que semejan una configuración de lo invisible: como no las vemos, su realidad se reduce a las palabras que, para describirlas, oímos a alguien de nosotros a quien tampoco vemos. Podemos agregar, además, que si las viéramos tampoco sabríamos decir que corresponden a lo que se nos dice de ellas.

Por el tubo de la manguera, puesto boca arriba, dicen que se reciben noticias del cielo. Hay quienes las reciben de sus parientes, cuando alguno de ellos muere lejos. Pero yo me contentaría con oír al viento traerme novedades de los pájaros y que pudiera escuchar el canto de éstos como si fueran poemas. Incluso sin necesidad de emplear manguera.

JUAN CALZADILLA
(Venezuela, 1931)


HALCON O FLECHA PARA LA CAZA


1

El arco dispara la flecha
y el arquero está en la flecha
uno con ella en el espacio del aire
dilatándose inmóvil.
Blanco de su flecha.
Uno.

2

El cielo está en la flecha
pero ella no lo sabe.
Lanzándola el cazador
lanza su alma
espera que la punta
llegue a tocar el cielo.


3

La densa luz del aire
oculta un punto
en donde el aire se abre
en canal y surtidor
de luz irresistible.
A ese punto apunta el ojo
detrás de la flecha infatigable
inmóvil.

4

En la tensión del cuerpo
desaparece el cuerpo.
Mano arco ojo fecha
uno es el intento y lo buscado.
Todo es uno al ser llegado.


5

Mancha de luz entre las nubes
cansado sol de invierno:
un amoroso ojo quiere
sostenerte y esperarte.
No es tregua la palpitante espera.


6

Disipado el oro entre las nubes.
El ojo del cielo ciego.
Qué mira la mirada
que el ojo de la altura no sostiene.


7

Blanco sin alegría y sin relieve
cielo propicio a la muerte casual
del ave solitaria
alcanzada sin gloria y sin destino.


8

Encapuchado el halcón
atento viaja.
La libertad será
obediencia a un querer
desconocido.


9

La sangre anuda desde el aire
un lazo con la tierra.
El vuelo que se acorta
besa la distancia al infinito.


10

Halcones sin sospecha
pasan sobre la presa
destinada.
No detienen el vuelo
por prolongar la espera.


11

El cazador lacera la carne
en el deseo.
Se aleja de sí
con el halcón que vuela.


12

La alta roca esconde
trampas
minuciosamente preparadas.
El pie del cazador se adorna
con la sombra del ala.


MARTHA CANFIELD
(Uruguay)


GOLONDRINAS

Que me busquen mañana.
Hoy tengo cita con las golondrinas.
En las plumas mojadas de la primera lluvia
llega el mensaje fresco de los nidos celestes.
La luz anda buscando un escondite.
Las ventanas voltean páginas fulgurantes
que se apagan de pronto en vagas profecías.
Mi conciencia fue ayer un país fértil.
Hoy es campo de rocas.
Me resigno al silencio
pero comprendo el grito de los pájaros
el grito gris de angustia
ante la luz ahogada por la primera lluvia.

JORGE CARRERA ANDRADE
(Ecuador, 1903 - 1978)


Hecho de ángeles sube el ruiseñor
semejante a mi medida.
Ha escapado de una jaula vacía
hacia algo que ni él mismo conoce,
convertido ya solamente en canto y ave.
Pequeño ruiseñor,
¿por qué vuelas en alas desechas
y nos miras con frágiles ojos?
¿Somos tu paisaje, acaso?
¿Lo somos?

GELINDO CASANOVA
(Venezuela)


LA VENDEDORA DE AVES

No contenta con la venta de gorgojos, ajos, liros
Y alacranes de colores agrios,
La mujer se convirtió en vendedora
De aves de mal agüero, pájaros carnívoros,
Murciélagos y mariposas de lentos adagios.

Poco satisfecha, al son del presagio de los cantos,
Intentó penetrar en el infierno
Para capturar el vuelo de las aves rojas
Y llevarlo envuelto con flores de álamos
Al lugar donde procura hallar el paraíso.

GABRIEL ARTURO CASTRO
(Colombia)


RUTA DE LAS FABULAS

Y agonizan
y mueren
los ennegrecidos
pájaros
en los surcos
de la sangre.

Y agonizan
y mueren
las preñeces del pensamiento
en la semántica memoria
y el
espiral de arterias.

GRACIELA CENTENO
(Argentina, 1933)


EL CASO DEL PAJARO ASESINADO

Nunca sabremos, nunca,
Por qué razón un día
Esas luces temblaron levemente;
Fue una llorosa espuma,
Una brisa más grande, nada acaso.
Sólo las olas saben.

Por eso hoy muestran desdeñosas
Su color de miradas,
Su color ignorante todavía, aunque un recuerdo
Les cante algo, algo levemente.

Fue un pájaro quizá asesinado;
Nadie sabe. Por nadie
O por alguien quizá triste en las piedras,
En los muros del cielo.

Mas de ello hoy nada se sabe.
Sólo un temblor de luces levemente,
Un color de miradas en las olas o en la brisa;
Tambien , acaso, un miedo.
Todo, es verdad, inseguro.

LUIS CERNUDA
(España, 1902 - 1963)


VUELO

Valen más cien pájaros que vuelan contra el viento,
que rompen la gravedad de ese cielo soberbio
en donde no hay lugar para otra pregunta;
abandonados a sus alas y al amparo del aire,
confiados en la fuerza de su sangre,
apenas suspendidos del paisaje,
de la mirada que se alza con ellos;
valen más, mucho más, cien pájaros en vuelo
que uno solo dibujando una curva descendente
en el centro de un ojo abominable,
que un pájaro en la mano temblando de terror,
de tierra, de persona.

LUZ HELENA CORDERO
(Colombia, 1961)


Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol

o tal vez
el amor.

JULIO CORTAZAR
(Argentina, 1914 - 1984)


NO OIGO MAS QUE EL VUELO

No oigo más que el vuelo
de blancas palomas
y el arco iris traspasa los árboles
ahora que el día arrastra
el paisaje que trae tu nombre
miro los gorriones que tocan a mi puerta
y tiemblan mojados por la lluvia
porque no tengo más amor
que esta llama que enciende el rojo trono
para tu corazón para tu cuerpo
que escapa como un pájaro
porque yo protejo tu pie contra la soledad
En la agonía de las horas te escucho
Y digo ven miremos las estrellas más brillantes
una será tu dicha otra será mi esperanza
porque yo haré una gran muralla contra el viejo lobo
y llamaré a los niños para que se rían de nosotros
y de esta gran locura
porque quiero el ancho cielo que nace de ti
cuando los días estallan como girasoles
y el viejo lobo cae.

DAVID CORTES CABAN
(Puerto Rico, 1952)


LOS PAJAROS

A Vicente Aleixandre

He conocido pájaros.
Los he visto aparecer veloces en la luz, inquietos,
con sus picos, alados picos camino de estaciones nuevas;
en su dolor, altísimos, remontar las plumas,
abrir ríos en el vuelo, descubrir de vez en cuando América
y construir caracolas para llevar memorias de astros.
Y eran tristes: parecían el crepúsculo.
Por eso el pájaro de la tarde es el crepúsculo.

Estar con ellos
y avanzar en un claro silencio de diamantes
como hojas en huída, dejando los árboles a pie,
es seguir al amor; es saber la amante en la ciudad
y rodearla de calles; es poseer la palabra, saberla
capaz de destruirse en los labios
y no encenderla hasta en la hoguera, junto a las águilas.
No basta volar, saber cantar cuando se es pájaro.

Yo quise comprender uno: lo atraje
casi diciéndole que yo existía
y se echó a volar entre la sangre
donde se hizo sueño y movimiento.
¡Y se ahogó de pronto en una lágrima!
Por eso ahora comprendo que el pájaro
es el hermano menor de las estrellas.

¡Cuán difícil es ser pájaro!
Una vez hubo alguno con trenzas de luz entre su silbo
y llevaba el paraíso en el plumaje.
Pero este otoño es triste: el sol
ha dorado los pájaros,
y por tierra yacen,
emplumados, los silbos.

EDUARDO COTE LAMUS
(Colombia, 1928 - 1964)


Búscame la torcaza
Síguela escúchala
Acércala al oído
Donde está el abismo

Entre lo que escribo
Y lo invisible
Ese grito
Por el rastro con que siento mi cuerpo
Ese nombre de herida
Esos ojos con tanto nada de verano

Hazme señas que ya vino
Que vuelve por mí
Por lo profundo
Para esperarla en la puerta
Y ponerme eterno.

LUIS ALBERTO CRESPO
(Venezuela, 1941)


EL CEMENTERIO DE LOS PAJAROS

Arribé al islote
enfermo
fatigado el remo
buscando
el descanso de un árbol.
No vi tierra
sino huesos.
De orilla a orilla
huesos
y esqueletos de aves,
plumas calcinadas,
hedor
de muerte,
moribundos
pájaros marinos,
graznidos
de agonía,
trinos tristes
y alguna
trémula
osamenta
aún erguida
con el pico
abierto al viento.

Con débil brazo
moví los remos
y di la espalda
al cementerio
del canto.

PABLO ANTONIO CUADRA
(Nicaragua, 1912 - 2000?)


PLANEADOR

Mientras te elevas como en busca de dios,
avión miniatura, come gusanos,
mientras desconocemos tu nombre
verdadera gaviota te diremos.

MARGARITO CUELLAR
(México, 1956 )

Thursday, June 01, 2006

Musica de alas (B)

LOS PAJAROS

Los pájaros
esperan a diario
las frases
de un nuevo sol

ANGEL BARAN COBARÍA
(Venezuela, 1979)


La primavera se despide
los pájaros en llanto
las lágrimas los ojos de los peces

MATSUO BASHO
(Japón, 1644 - 1694)


EL ALBATROS

Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
El, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Este quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El poeta es igual a este soberano de nubes
Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia, 1821 - 1867)


EXTASIS

Hunde
su pico
en el polen

Más quieto
cuanto más rápido
vuela

Más brillante
cuanto más se consume
en el éxtasis

HORACIO BENAVIDES
(Colombia)


PAJARO POETA

Pájaro poeta
pájaro poeta sin nido
pájaro nefelibata
sólo llevando el pico
cuajado
de flores
pájaro sin pájara
pájaro raro hilvanando palabras
pájaro retrato.

YOLANDA BLANCO
Nicaragua, 1954)


APOCALIPSIS

Desaparecieron aquellos bosques
de que hablaban los libros en la escuela
y el agua clara de los campos
que les salía al paso a las pocas personas que cruzaban los caminos.
Hoy hay más hombres y mujeres que árboles
y para los últimos pájaros
más bocas que oídos.

GERALDINO BRASIL
(Brasil, 1926 - 1996)



ANTE EL JARDIN NUBLADO

Cantan los pájaros en el jardín nublado.
Yo soy el negador de todo el tiempo
que me fue concedido, y aún me espera.
Soy la mirada en el jardín nublado,
del yerto mundo, de la cama difunta
que produce los sueños.
¿En dónde están, y a dónde va mi vida
que ya no está?
Si yo azotara a Dios
con ráfagas de lluvia, y posara en sus labios
la tibieza del sol, para enseñarle el beso,
y luego le arrancara
los ríos y las aves de sus ojos,
un torso palpitante del tacto de sus dedos,
y fuese el patrimonio que queda
un nublado jardín, ya entrado octubre,
y más oscuridad al fin del año,
yo sé que en su venganza me impidiera morir,
pues con su fuerza poderosa
me borrara esta vida que se borra,
apagara la luz de aquel nacer.

Si Dios fuese posible,
y oyese estas palabras, no era posible el hombre,
y en el jardín nublado, que miro desde el cuarto,
cantan tristes los pájaros, con vida,
y hay un olor extendido de rosas,
como si sólo un hombre aquí existiera,
y porque existe él transcurre todo,
y la belleza
honda se ofrece ante su muerte,
con sólo el fin de darle un pensamiento.
Y así, de un mundo débil y una existencia torpe,
nace, breve, el amor.

FRANCISCO BRINES
(España, 1932)


PAPA, mamá,
para que yo, Pocho y Mario
sigamos todo el tiempo en el linaje humano,
cuánto luchasteis vosotros
a pesar de los bajos salarios del Perú
y tras de tanto tan sólo me digo:
“venid, muerte, para que yo abandone
este linaje humano
y nunca vuelva a él,
y de entre otros linajes escoja al fin
una faz de risco,
una faz de olmo,
una faz de buho”.

CARLOS GERMAN BELLI
(Perú, 1927)


SUELTA DE PALOMAS

Soltar una paloma
no siempre es algo fácil
de imaginar

la paloma es la clave
de tantos sueños
artesanales

si uno dice paloma
piensa espíritu santo
piensa paz

por eso
soltar una paloma
es siempre algo difícil
de imaginar

quizá exista una sola
manera de lograrlo

soltar realmente
una paloma

MARIO BENEDETTI
(Uruguay, 1920)


EN EL SUBIR CINCO PISOS

Todavía está oscuro.
El pájaro sin nombre descansa en su rama de siempre.
El pequeño perro del vecino ladra en su sueño
como interrogándose algo, pero sólo por una vez.
Quizás también en su sueño, el pájaro pregunta
una o dos veces -si es eso lo que son-
contestadas directamente, sin intermediarios,
por el nuevo día.

Amanecer imponente, árido, meticuloso;
luz gris acariciando cada rama desnuda,
cada frágil rama, colgada a los lados;
cada una un árbol de ramificaciones vidriosas...
El pájaro todavía está posado ahí. Ahora parece bostezar.
El pequeño perro negro corre en el patio.
La voz de su amo explota seca:
“Debería darte pena”
¿Qué ha hecho el perro?
Salta alegremente sin descanso
y corre en círculos entre las hojas que han caído.

Naturalmente, el perro no conoce la pena.
El pájaro y él saben que toda pregunta es finalmente contestada,
que todo asunto es finalmente resuelto,
y no hay por qué continuar preguntándose nada.
¡El ayer trajo este nuevo día como una promesa luminosa!
(Un ayer que yo recibo casi imposible de sostener en mis manos).

ELIZABETH BISHOP
(Estados Unidos, 1911)


LA CASA DE LOS PAJAROS

Estos eran los seres que habitaban el cielo
cerca de las nubes, más allá del inmenso celaje de los árboles
nube-paloma con la alas abiertas
nube-pez que rema cielo abajo
nube-pez escamado por una mano invisible
nube-caballo de seis pares de patas
nube-mujer muy grande que desorienta sus cabellos
nube-mujer sin rostro asomada a una ventana
nube-muchacho de veinte años cazando nubes
nube-extraño y fugitivo temor de ángeles
Estos y otros seres yo vi fluyendo bajo la tarde
fluyendo boca arriba bajo la tarde
junto al árbol silencioso de los frutos rojos
que de día era un árbol y de noche la casa de los pájaros

ROMULO BUSTOS AGUIRRE
(Colombia, 1954)